"Aqui me tienes"dice El Arrebato en el single de adelanto de su nuevo disco. El séptimo en 11 años de consolidada carrera y el primero que publica para Universal Music. Y esa no es la única novedad. También el más versátil que ha hecho nunca en cuanto a estilos y el más homogéneo en lo que respecta a su sonido. Grabado con los músicos que habitualmente le acompañan en directo, suena más que nunca a banda; a guitarras eléctricas, bajo y batería como motor de este itinerante “Campamento Labandón”.
Con nombre propio. O mejor dicho, con apellido. Porque, como cualquier buen aficionado sabe, decir El Arrebato es lo mismo que decir Javier Labandón. No hay diferencia entre el personaje y la persona. Sus desacomplejadas letras son trocitos de su propia vida. Y lo que es más importante, podrían serlo también de la vida de cualquiera. La suya es la voz de la gente común, de esos sentimientos que todos alguna vez hemos compartido. Sin dobleces. Directo al corazón.
“Me hace falta dinero” abre el disco como una declaración de principios en tiempos de crisis y nos recuerda la diferencia entre el precio y el valor de las cosas. Poniendo al mal tiempo buena cara. Llenando de alegría la melancolía a golpe de inspiración. Y maestría. Porque, aunque su predilección por cantar a la vida cotidiana pueda hacer pensar lo contrario, este artista sevillano domina como pocos la arquitectura de la canción pop.
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Cantado, compuesto y producido por él mismo, con aparatos analógicos y amplificadores de válvulas dando un nuevo color al ya inconfundible estilo de El Arrebato. Instalado siempre en algún lugar del Sur, este “Campamento Labandón” se atreve incluso con el blues (“Enamórate”) y el swing (“La calle de los marginados”) sin abandonar la rumba (“He decidido”, “Llamaré a tu puerta”, “Lo bueno”) y lo mejor de sus características señas de identidad (“Bien sabe Dios”, “Amor infinito”, “Mi sitio”, “Échame una mano”). Y por primera vez ha escogido como punta de lanza una balada, casi un himno: “Aquí me tienes”. En el otro extremo del género, suavemente, “Ojos de melocotón” canta a la emoción de asistir a un nacimiento mientras “Los jardines de Nerea”, dedicada a su hija pequeña, le eleva a los altares del rock andaluz; la música que fue banda sonora de su casa cuando el niño era él.
Su sonriente y vital madurez es la prueba viviente de que en la música no hay imposibles. Porque si El Arrebato nació con la estrella del éxito, Javier Labandón llevaba ya mucho camino recorrido. Era un chiquillo cuando formó a finales de los años 80 el trío Piel Morena. Algunas de sus rumbas llegaron a sonar mucho durante la siguiente década, a finales de la cuál se disolvieron. Nunca dejó de escribir canciones, sin embargo, la vida parecía llevarle ya por otros derroteros cuando decidió volverlo a intentar con el sobrenombre con que le llamaba su abuela. Debutó como El Arrebato en el 2001 y el disco “Poquito a poco” haciendo honor a su título. Ni dos años después, ya había un público esperando “Una noche con arte”.
Cuando en el ecuador de la pasada década Televisión Española creó el programa concurso “El disco del año”, la votación popular dejó descolocado a más uno. “Que salga el sol por donde quiera” se impuso sobre figuras infinitamente más mediáticas y publicitadas. Ya nadie podía ignorar a El Arrebato, que ha continuado cosechando oro y platino con cada nuevo trabajo: “Un cuartito pa’ mis cosas” (2006), “Mundología” (2008) y “Lo que el viento me dejó” (2010). Además de recopilaciones, colaboraciones y legendarias aventuras; como la de componer el Himno Oficial del Centenario del Sevilla Fútbol Club de sus amores y convertirlo en fenómeno incluso más allá de las gradas del Sánchez Pizjuán.
El Arrebato regresa ahora como el cantautor pop-rock de acento andaluz que siempre ha sido. El mago de las rimas directas y los estribillos encadenados. Capaz de sonar desenfadado y apasionado al mismo tiempo, de alimentar las ganas de vivir con una nueva docena de inspiradas canciones. Bienvenidos al “Campamento Labandón”.
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