Comenzando con el tópico de que estamos ante una de las jóvenes promesas musicales de, en este caso, Etiopía, será necesario -sin mucho detenimiento ya que irá atrayéndonos él de poco en poco- escuchar el disco para darnos cuenta no sólo de la veracidad del dicho en Samuel Yirga, sino que es muy probable que queramos ampliar el espectro hasta el África entera y, tras ella, a una más que cierta y futura proyección mundial. Después del EP editado el pasado año y donde figuran dos de los cortes incluidos en el álbum, “Guzo” es el larga duración que presenta al mundo la figura en solitario del joven talento pianístico. Con poco más de 20 años y tardíos comienzos en el mundo de la música (donde se inició con 16) debido a presiones familiares y sociales, el toque de Samuel se dio a conocer con el grupo de Nick Page, “Dubullah”, Dub Colossus, del que aún forma parte activa.
<<<ver video<<<<<<<<<<
Fueron su enorme empeño (ensayaba y estudiaba a lo largo de más de 12 horas diarias), su programa de estudios oficiales (de Chopin a Rachmaninov), su `otro programa' de actuaciones en distintos clubes acompañando bandas de salsa, funk o ethio-jazz y su temprano y voraz apetito por el R & B americano y el pop etíope -que alimentó en su adolescencia a base de radio y cassettes, lo que aceleró el proceso creativo.“Guzo” significa “Viaje” en ahmárico, la semítica lengua etíope, y -como es usual en “Dubullah”, productor del álbum- fue grabado parte en Addis Abeba, parte en Inglaterra (los Real World Studios y los Intimate Studios, así como también se usó el Liverpool Philarmonic Hall). Producto de la inquietud del artista por sus raíces y de las influencias recibidas del jazz americano de la mano de Herbie Hancock o Keith Jarrett, en el álbum también brillan destellos latinos, clásicos, contemporáneos, medido brillo pop y regusto soul. La exploración de la historia de la música tradicional de su país y su encuadre en la escena afrolatina moderna nos entrega desde piezas introspectivas de piano solo hasta afilados metales de big-band que subrayan las acertadísimas colaboraciones vocales que Yirga ha elegido para su debut: los telúricos Creole Choir of Cuba y las mestizas gargantas de Mel Gara y Nicolette Suwoton; esta última conocida por sus colaboraciones con Massive Attack. El extraordinario debut de Samuel Yirga sostiene en pie una acertadísima versión (single en U. K.) del psicodélico tema soul de 1971 “I Am The Black Gold Of The Sun”, con una gran aportación vocal de los Creole Choir y Nicolette; intima en nosotros con solo piano a través de “Ye Bati Koyita” o “Dance With The Legend” (tributo a la gran cantante etíope Tilahun Gessese); erotiza latinamente con “My Head” y no para de inculcar ancestros musicales de su país en cada nota, amén de los distintos tradicionales en que incurre. “Senderos monacales donde Rhodes y Hammond pincelan funky con las características escalas pentatónicas etíopes y el metal punza ” Finantial Times, David Honigmann “El oscuro sabor del Ethio-Jazz de los setenta matizado por soul clásico por donde se mueve un pianista creativo lleno de temperamento” The Daily Telegraph, Mark Hudson
<<<ver video<<<<<<<<<<
Fueron su enorme empeño (ensayaba y estudiaba a lo largo de más de 12 horas diarias), su programa de estudios oficiales (de Chopin a Rachmaninov), su `otro programa' de actuaciones en distintos clubes acompañando bandas de salsa, funk o ethio-jazz y su temprano y voraz apetito por el R & B americano y el pop etíope -que alimentó en su adolescencia a base de radio y cassettes, lo que aceleró el proceso creativo.“Guzo” significa “Viaje” en ahmárico, la semítica lengua etíope, y -como es usual en “Dubullah”, productor del álbum- fue grabado parte en Addis Abeba, parte en Inglaterra (los Real World Studios y los Intimate Studios, así como también se usó el Liverpool Philarmonic Hall). Producto de la inquietud del artista por sus raíces y de las influencias recibidas del jazz americano de la mano de Herbie Hancock o Keith Jarrett, en el álbum también brillan destellos latinos, clásicos, contemporáneos, medido brillo pop y regusto soul. La exploración de la historia de la música tradicional de su país y su encuadre en la escena afrolatina moderna nos entrega desde piezas introspectivas de piano solo hasta afilados metales de big-band que subrayan las acertadísimas colaboraciones vocales que Yirga ha elegido para su debut: los telúricos Creole Choir of Cuba y las mestizas gargantas de Mel Gara y Nicolette Suwoton; esta última conocida por sus colaboraciones con Massive Attack. El extraordinario debut de Samuel Yirga sostiene en pie una acertadísima versión (single en U. K.) del psicodélico tema soul de 1971 “I Am The Black Gold Of The Sun”, con una gran aportación vocal de los Creole Choir y Nicolette; intima en nosotros con solo piano a través de “Ye Bati Koyita” o “Dance With The Legend” (tributo a la gran cantante etíope Tilahun Gessese); erotiza latinamente con “My Head” y no para de inculcar ancestros musicales de su país en cada nota, amén de los distintos tradicionales en que incurre. “Senderos monacales donde Rhodes y Hammond pincelan funky con las características escalas pentatónicas etíopes y el metal punza ” Finantial Times, David Honigmann “El oscuro sabor del Ethio-Jazz de los setenta matizado por soul clásico por donde se mueve un pianista creativo lleno de temperamento” The Daily Telegraph, Mark Hudson
No hay comentarios:
Publicar un comentario