2011/11/24

LOS PILOTOS : “Cero En Blanco” es uno de los mejores exponentes de las primeras, una irresistible superposición de espirales melódicas con sugerentes sonidos que alcanza un equilibrio perfecto entre ritmo y atmósfera.

LOS PILOTOS Puede parecer que Florent y Banin se han desmarcado mucho de Los Planetas en este proyecto paralelo, una propuesta instrumental que combina texturas electrónicas y orgánicas. Suena diferente porque tiene distinta forma pero en el fondo comparte el mismo origen. Y es que ¿quién le pone vallas a la psicodelia? Spacemen 3 no están lejos de Suicide, New Order son Joy Division un año después, Death In Vegas, Primal Scream, Animal Collective, Can, Neu, el kraut-rock... todos tienen algo en común y eso es lo que sintetizan Los Pilotos. Son pilotos, sí, pero no van a toda velocidad en Fórmula Uno, más bien conducen un simulador de vuelo en el que crean una realidad virtual como un paisaje circulando por la pantalla. No se trata de música decorativa, es música que crea un espacio propio, como una instalación de arte en la que te encuentras en el centro. De hecho, en ocasiones tiene un fortísimo poder visual que pide a gritos un trabajo plástico a la altura (el disco es una mina para el videoarte). Otras veces transmiten una euforia sin sobresaltos pero contagiosa, como la descarga eléctrica de meter los dedos dentro de un enchufe amortiguada por la serenidad de estar dentro de una nube narcótica. Porque el disco en el fondo es una propuesta eminentemente psicodélica, llena de laberintos, estratos de sonidos hipnotizantes y un fantástico trabajo cromático en el ritmo, sin abandonar en ningún caso la melodía, ni las armonías pegadizas ni siquiera el romanticismo del pop.

Florent lleva muchos años pinchando música electrónica que derriba las barreras entre el pop de guitarras, la psicodelia shoegazer y el ambient-tecno. Banin es un amante del kraut-rock, los primeros sonidos electrónicos analógicos y la música de películas. En el álbum conviven dinámicas más cercanas al pop con otras puramente de la música electrónica. “Cero En Blanco” es uno de los mejores exponentes de las primeras, una irresistible superposición de espirales melódicas con sugerentes sonidos que alcanza un equilibrio perfecto entre ritmo y atmósfera. Es de esas canciones que no sabes si bailar o contemplar. En la dinámica más puramente electrónica está “Caravana por el desierto”, un temazo que suena a house orgánico y recuerda a los Orbital euforizantes del segundo álbum, con un constante referente melódico contagioso (incluso se permiten el lujo de despedirla añadiendo una melodía adicional que lleva al éxtasis cuando todo parecía dicho). Uno de los mejores momentos del disco es algo aún más diferente: “El Gato De Fumanchú” es un precioso espacio electrónico con un hilo conductor melódico que tiene la sofisticación exótica del lounge y un poder visual arrollador. Instantánea y pegadiza, es la sintonía de un programa de arte que espera ser hecho en televisión. “Felinos A La Mar” tiene también un fuerte poder visual, con un ambiente más pausado y preciosista y un romanticismo que se beneficia de sonidos más concretos (un piano).


En la amplia variedad del disco también transitan paisajes más reconocibles como “El Clan del Ruido”, una descarga de rock electrónico con ruido y psicodelia kraut-rock, guitarras y tecno en una mezcla perfecta entre los Primal Scream de “XTRMNTR” y New Order, y “Vuelo Rasante Con Ametralladora”, un ataque de indie-pop electrónico que termina victorioso con una ligera euforia tecno. Pero lo que más abunda en el disco es una psicodelia multicapa y multitextural, nubes electrónicas bailando en torno a brillantes arcoiris de guitarras. Son canciones hipnóticas y adictivas como “Neumotorix”, que recuerda algo a Los Planetas como si estuvieran remezclados por Aphex Twin con el pulso orgánico de Animal Collective, o “Amazonas”, que inyecta el espíritu de la psicodelia (de Suicide o Spacemen 3 a Seefeel) en el romanticismo melódico del pop de guitarras (Felt, Durrutti Column) con un fantástico trabajo cromático en el ritmo. La psicodelia de “Avance” es más densa y contagiosa, una superposición de capas y texturas mezclando ruido y electrónica que te envuelve e hipnotiza como si estuvieras bailando en círculos dentro de arenas movedizas.


Hay muchas propuestas que mezclan sonidos del rock y el pop con otros electrónicos, pero pocos consiguen una mezcla de texturas que resulte tan orgánica a partir de sonidos procesados. Y entre ellas, pocas lo hacen con tanta consistencia melódica como Los Pilotos. Difícil clasificarles. Inútil intentarlo.

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