2011/06/21

CUIDA TU SALUD La nutrición por edades. Nutrientes para el cerebro "Para toda la familia"


Para comprender este punto es necesario saber, primero, que el cerebro es un órgano que empieza a desarrollarse a toda velocidad a las pocas semanas de la concepción. El proceso se ralentiza a mitad de embarazo, pero continúa hasta bastante después del nacimiento.

De hecho, al nacer no sólo sigue aumentando el número de células cerebrales, sino que además, el cerebro sufre un proceso de remodelación: desaparecen las neuronas y conexiones que no han sido utilizadas y, bajo estímulos sensoriales, se establecen otras nuevas que originan complejas redes. Esta idea subraya la importancia de la estimulación temprana durante los primeros años de vida.




Ahora bien, es preciso tener en cuenta que el rendimiento intelectual es producto del funcionamiento cerebral, que puede ser medido de forma más o menos objetiva, pero que siempre se cuantifica como un resultado.

La nutrición en el desarrollo del sistema nervioso del niño
El sistema nervioso del feto está muy bien protegido de gran parte de las deficiencias o los excesos nutricionales que pueda sufrir la madre durante el embarazo. Tan solo hay algunas excepciones, como la deficiencia de yodo, la abundancia de vitamina A y la carencia de ácido fólico.


Sin embargo, después del nacimiento y por un período crítico de muchos meses, el desarrollo del sistema nervioso del lactante es vulnerable a cierto número de deficiencias nutricionales (en especial, proteínas, yodo y hierro) y al exceso de algunos nutrientes (en particular, algunos aminoácidos).

La nutrición en el rendimiento cerebral

Antes de adentrarnos en el tema de cómo los alimentos que consumimos afectan al funcionamiento de nuestro cerebro, es importante considerar dos aspectos diferentes: el primero se refiere a la capacidad mental para realizar tareas intelectuales más o menos complejas -denominadas funciones cognitivas-, que pueden ser cuantificadas y medidas de manera objetiva. El segundo aspecto se relaciona con el estado mental en que se encuentra un individuo en un momento dado (denominado estado de ánimo). Esta sensación puede variar rápidamente y afectar a corto plazo el rendimiento intelectual. Su medición es subjetiva.


Numerosas investigaciones han demostrado que, generalmente, el alimento es capaz de influir en las funciones cognitivas y en el estado de ánimo. Estos efectos se valoran a través de adaptaciones de la dieta habitual, el consumo de alimentos funcionales y la ingesta de suplementos alimenticios.

Las causas que provocan la necesidad de reestablecer el rendimiento mental o el estado de ánimo pueden ser a corto plazo (como la falta de sueño) o a largo plazo (como una depresión). Los nutrientes se han de adaptar a estas necesidades –y por tanto, también lo hace su forma de actuar-: algunos ejercen efectos que perduran poco tiempo –como la glucosa-, mientras otros se tiene que administrar por periodos prolongados –como las vitaminas, los minerales y los ácidos grasos esenciales-.
Efectos de la dieta
La disponibilidad de alimentos y los hábitos modernos presentan algunos problemas. Uno de las más evidentes es que mucha gente se salta el desayuno, algo perjudicial, pues después del ayuno de toda la noche, los depósitos de glucógeno (almacenes de la glucosa en el hígado y los músculos) están agotados. Si a primera hora no se come algo rico en hidrato de carbono, el estado de ánimo y el rendimiento intelectual estarán alterados durante la mañana. Estos efectos se observan especialmente en los niños.


También altera la ingesta de snacks y bebidas con altas cantidades de carbohidratos simples, que se digieren y absorben rápidamente, por lo que la energía también es empleada en poco tiempo y puede inducir a estados de ánimo de depresión y menor rendimiento.

La glucosa es el único combustible para el cerebro, excepto en circunstancias especiales como el hambre. Aunque el peso de este órgano representa el 2% de la masa corporal, utiliza entre el 20 y el 30% de la energía que requiere el organismo en reposo. Éste es el motivo por el cual la glucosa, tenga la forma que tenga –pura, presente en los alimentos o proveniente de hidratos de carbono complejos- ha sido estudiada mucho más que cualquier otro nutriente.
Efectos de algunos alimentos específicos:
Azúcar y grasa: el sabor dulce y las grasas estimulan la liberación de endorfinas, que son opiáceos endógenos.
Chocolate: este alimento ejerce un efecto positivo sobre el estado de ánimo. La explicación más correcta es que tiene la proporción óptima de azúcar y grasa (sus principales componentes) para liberar endorfinas.
Cafeína: permite restaurar el rendimiento intelectual cuando éste ha disminuido a causa del sueño.
Alcohol: en dosis bajas puede tener efectos calmantes sobre la ansiedad y la euforia, lo cual disminuye los efectos negativos del estrés.

Alimentos funcionales

Son alimentos diseñados para crear un estado de alerta y energía mental, porque al poseer más cantidad de uno de sus ingredientes activos, potencian sus efectos en el rendimiento intelectual.

Suplementos dietéticos

Representan la categoría en que se encuentra el mayor número de productos destinados a mejorar las funciones intelectuales. Tradicionalmente, los suplementos dietéticos se refieren a productos confeccionados con uno o más nutrientes esenciales, como vitaminas, minerales y proteínas.

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