Jose Manuel Casañ “Seguridad
Social” es un grupo básico en la historia del rock español, una formación cuyo
horizonte musical siempre ha estado marcado por el ansia de cambio, la necesidad
de evolucionar, y la búsqueda constante.
Para este nuevo viaje en busca
de sus sólidos orígenes, con la experiencia que otorga el largo camino
recorrido, en el que los aciertos han servido para afianzar el amplio concepto
sonoro de la banda y los errores para poner a prueba fuerzas y objetivos. Tan
seguros están de la senda a seguir, que han vuelto a contar con Rafa Villalba,
Jesús Gabaldón y Alberto Tarín, junto a sus actuales músicos Arístides Abreu y
Javi Vela para esta nueva grabación e incluso la producción de disco ha corrido
a cargo del propio Rafa Villalba y Dani Rayos.
Este giro que supone el nuevo
álbum puede servir para refrescar la escasa memoria histórica de quienes ignoran
(o se habían olvidado) que Seguridad Social ya estaban dando guerra desde 1982.
En 1984 grabaron su primer Lp, un disco en directo titulado «En desconcierto». O que fueron pioneros
de aquello que se dio en llamar “crossover” combinando antes que nadie en este
país guitarrazos y hip hop de combate en «Que te voy a dar». O que, adelantándose a
la moda de los viajes turísticos por Seattle, grabaron el explosivo «Introglicerina» con Andy Wallace (¿les
suena de algo «Nevermind»?). O que, anticipándose de nuevo a los etiquetajes,
con «Chiquilla», «El Viajero» o «Quiero tener tu presencia» colocaron
algunas de las piedras de toque del denominado rock latino y contribuyeron a
desarrollar el género ensanchando sus límites enormemente.
Esta vez perseguían otro fin:
centrarse en lo básico, capturar la fuerza y la coherencia junto a buenas
melodías. Y han vuelto a conseguirlo. Seguridad Social no regresan, porque
nunca se fueron; simplemente siguen avanzando con el paso firme de siempre.
Canciones como «Poco que me
das», primer single extraído de «El Mundo al día en 80
vueltas», son prueba más que suficiente de que siguen a
años luz de los cientos de grupos que aprendieron a tocar la guitarra
escuchándoles. Guitarras afiladas y veloces, un ritmo tan contagioso como
contundente y el desparpajo marca de la casa bastan para dejar constancia de que
no por sencilla la fórmula está al alcance de todo el mundo. Ellos lo saben
desde hace mucho tiempo. Por eso levantan la cabeza con orgullo cuando hablan de
su nueva criatura. Y la verdad es que motivos no les faltan.
Un disco imprescindible y el
probablemente el mejor disco de toda su carrera.
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