2011/01/16

KIKO VENENO De todo ello hay en "Dice la gente", un prodigioso álbum producido por el propio Kiko Veneno que nos devuelve al creador de las grandes canciones, tan inspirado como siempre, cargado de nuevos sonidos, de melodías listas para embriagarnos con su calidez.

Si Kiko Veneno tiene nuevo disco, estamos frente a una buena noticia. Ante una gran noticia. Sí, porque pocos artistas tienen la magia de este artesano de la palabra y la música y su capacidad para unir pop y tradición, filosofía personal y lenguaje de la calle. Salpicándolo siempre todo con unas buenas dosis de humor inteligente, a ratos mordaz, a ratos surrealista, siempre original.


De todo ello hay en "Dice la gente", un prodigioso álbum producido por el propio Kiko Veneno que nos devuelve al creador de las grandes canciones, tan inspirado como siempre, cargado de nuevos sonidos, de melodías listas para embriagarnos con su calidez.


Un álbum en el que se dan la mano, con ese espíritu tan “venenoso”, el ritmo festivo de “La rama de Barcelona” -primer single, una rumba catalana- y “Pájaro en el cable”, hechizante versión libre de una canción, agárrense, de Leonard Cohen; el poderío del rock marca de la casa de “La chispa” y la reivindicación sincera de “Andalucía”; el emocionante rock sureño y suavecito de “Campeones de la suerte” y ese “El duende” chiquitito que es un gigante en boca de Veneno. Los bocaditos sensuales de “Totupan” y un “Hasta que caiga la noche” que es pura emoción y sensibilidad. También encontramos algunos de los mejores versos salidos de la pluma de su autor en la cautivadora “Dice la gente”: “Dice la gente / que de algo hay que vivir / que sólo se muere una vez / Yo creo que eso no es así / se muere muchas veces / Yo siempre muero por ti”.


Por contener, hasta un “Mosquito suicida” encontramos en esta obra para gente con buen gusto, orejas despejadas y corazón puro.


Grabado junto a sus músicos habituales de directo -Juan Ramón Caramés (bajo), Jimmy González (batería), Raúl Rodríguez (guitarra), Javier Valero (guitarra eléctrica) y Rafa García (percusión)-, también colaboran en "Dice la gente" Javier Mas, Charlie Cepeda, Muchachito (de Muchachito Bombo Infierno), Canijo (de Los Delinqüentes) y Tomasito; estos tres últimos compañeros de aventuras junto a Kiko en el supergrupo G5.


Es cierto que han pasado cinco años desde su anterior obra, pero Kiko es de los que se toman su tiempo, de los que no creen que haya que correr para escribir canciones, que cocinadas con calma, y dejadas en reposo, salen mejores guisos, de los que perduran en el paladar. Y es que siempre ha sido así en la obra de este sevillano-catalán que vio la luz en Figueres en 1952, y que en 1977 sorprendía a todos al frente de ese grupo imposible que fue Veneno (junto a los hermanos Amador), con el que parió un disco tan libre y tan guapo que algunos medios lo consideraron, décadas después, el mejor álbum de la historia de la música popular española. Ni más ni menos.


Luego, como para seguir asombrando al mundo pero sin quererlo, le escribió a Camarón aquel "Volando voy" que en 1979 revolucionó el flamenco, poniéndolo patas arriba y abriendo una brecha que ya nadie podría cerrar y por la que se colaría a borbotones ese nuevo flamenco que explotaría en los años 80. Pero Kiko, como si nada, en los 80 cantaba aquello de "Seré mecánico por ti", queriendo ser pop a su manera. Produjo y escribió para Martirio, se transformó en un "Pequeño salvaje" (1987), reflotó brevemente a Veneno ("El pueblo guapeao") y vio nacer la última década del siglo cogido del brazo de Juan Perro en una gira inolvidable ("Vienen dando el cante") que le permitió reinventarse de nuevo, reubicarse y encontrar el tono adecuado para que sus canciones cogieran un poco de polvo de los caminos y facturar otra obra maestra, uno de esos discos que marcan un ante y un después y que todos contemplamos/escuchamos con el asombro de estar ante algo único. Sí, claro, fue "Échate un cantecito" (1992), monumento a la canción, al arte, a la creación. Vamos, monumental.


Contra pronóstico, Kiko cogió carrerilla y en años sucesivos siguió explorando en nuevos discos: "Esta muy bien eso del cariño" (1995), "Punta Paloma" (1997) y "Puro veneno" (1998), en el que releía en acústico algunas de sus canciones. Luego se refugia en casa para dar forma a "La familia pollo" (2000), se va de bolos con Pepe Begines ("Gira mundial", 2002) y aprieta guitarras rock en "El hombre invisible" (2005).


Durante estos años, y especialmente en la última década, y como testimonio de cómo la obra de Kiko Veneno ha ido calando en el pop español, se habla de la "Escuela Venenosa", es decir, de grupos y solistas cuyas canciones y actitud se empapan del sentido prodigioso de este músico siempre tan inspirado como inspirador. Y él mismo, constantemente abierto a colaborar con otros creadores, se lía la manta a la cabeza una vez más y en 2007 funda junto con algunos de los mejores de sus seguidores (Tomasito, Muchachito y Los Delinqüentes) el supergrupo venenoso G5, con los que grabó el álbum "Tucaratupapi".


Y aquí está Kiko de vuelta, con "Dice la gente" y su poderosa docena de canciones que vienen para hacernos la vida algo mejor, más llevadera. Una buena noticia, que falta nos hace. Alegría, por tanto. Mucha alegría.

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