2010/12/03

LA SONRISA DE JULIA es desde hace tiempo una muy firme y positiva realidad, un trío con sonido propio y personalidad a raudales, con actitud, con ideas y a la búsqueda constante de la mejor canción. El hombre que olvidó su nombre llega, en definitiva, cargado con excelentes canciones de verdad. Es la obra de un grupo honesto, que ama la música de calidad pero que sabe cómo pulsar sensibilidades, cómo aproximarse al oyente

Con su cuarto disco entre manos y tras casi diez años de actividad, ya no vale hablar de La Sonrisa de Julia como "promesa", "revelación" o demás adjetivos que acostumbran a verse unidos a ellos: La Sonrisa de Julia es desde hace tiempo una muy firme y positiva realidad, un trío con sonido propio y personalidad a raudales, con actitud, con ideas y a la búsqueda constante de la mejor canción.
Todo ello lo vuelven a demostrar en este sinuoso y sugerente El hombre que olvidó su nombre, en el que su rock refinado y elaborado permuta con diferentes texturas musicales, matiza tonalidades, desarrolla ambientes... Con unos arreglos imaginativos y de mucha altura que llegan acompañados de una excelsa producción -firmada por el veterano Nigel Walker y Marcos Casal Cao, vocalista y compositor de La Sonrisa de Julia-, que puede mirar de frente a la de cualquier grupo internacional mientras suena, sin embargo, netamente propia, este disco intenso es uno de los mejores lanzamientos que nos deparará 2011.
Un trabajo en el que La Sonrisa de Julia suenan compactos, con una sección rítmica versátil -Diego Rojo y Raúl Delgado- y una voz -la de Marcos Casal Cao- a situar entre las mejores del rock español, capaz de enfrentarse con igual desenvoltura a los temas fuertes como a las baladas, empleando colores siempre originales, con sello propio, identificativos.
La Sonrisa de Julia maneja, además, la melodía con gusto y arte, cada canción suena distinta, cada una sorprende. Son temas que derrochan creatividad, que muestran el oficio y las horas que hay detrás de ellos, y que invitan a ser escuchados varias veces pero que haces tuyos desde el primer momento, algo muy difícil de conseguir y que sólo logran unos pocos. Aquellos que entienden la música como un oficio puro, noble, en el que hay que volcarse y entregarse.
En una escucha superficial, las temáticas de las canciones pueden resultar engañosas, pues La Sonrisa de Julia combinan canciones en las que juegan con las relaciones sentimentales -el tema universal del pop- pero con nuevos enfoques, escondiendo interesantes reflexiones personales, búsquedas de respuestas ("Ábreme", "Puedo", "Loco") o consideraciones sobre el paso del tiempo ("Extraño", ¡con esos estupendos arreglos de metal!). Mientras, otro bloque temático es reflejo de los ingratos días que vivimos, y el grupo toma partida, apuesta por el individuo, por elegir tu propio destino ("Mundoalrevés"), por alzar la voz contra el consumismo y la opresión urbana ("El hombre que olvidó su nombre"), o contra ese mundo que nos venden como el perfecto, el dominado por los "mercados" ("América"). Así, La Sonrisa de Julia deja claro que no viven de espaldas a la realidad, que participan de ella y quieren dejar oír su voz.
El hombre que olvidó su nombre llega, en definitiva, cargado con excelentes canciones de verdad. Es la obra de un grupo honesto, que ama la música de calidad pero que sabe cómo pulsar sensibilidades, cómo aproximarse al oyente. Un trío que trabaja con la pasión que ponen los artesanos en su trabajo, conscientes de que las canciones deben perdurar.

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