Es una canción hipnótica que empuja a vivir. Invita a la reflexión, a cuestionarse el camino; es una confrontación desnuda entre lo andado, lo vivido y lo que aún queda por venir. Es el agradecimiento y la actitud frágil de un sueño. “Cuantas veces me he pedido jugar un rato más con la paciencia” empieza la canción haciendo referencia a la necesidad de crecer degustando cada regalo de vida, arrancando la expectativa y llenando de aire los pulmones, para seguir naciendo en cada búsqueda interna.<<<VÍDEO<<TEMAZO<<<
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“La vida me ha dado más de lo que jamás soñé, pero también me lo cuestiono”, asegura Vanesa, y es que en medio de una pandemia, coger aire y sentirse libre se convierte casi en metáfora, siendo ambos gestos de lo más banales en cualquier otro momento del pasado.
La canción se complementa con un videoclip diferente a los anteriores, realizado por la productora División Q, que explica que “veníamos de rodar con Vanesa dos piezas narrativas en las que más allá de la estética lo que importaba era lo que le pasaba a los personajes y esta vez nos hemos atrevido con una pieza más introspectiva y cuidada en la puesta en escena, donde lo que importa de verdad es cómo se siente el personaje”.
“Aprendí que quien se queda no es que sea mejor, es que tiene un momento por vivir”, por eso aparece la carretera como símbolo de libertad y la vuelta a los placeres simples como bañarse en el mar, conducir por caminos secundarios o sentir el viento en la cara.
“…Y vuelo” es un reflejo del vuelo del alma, de esa libertad y añoranza de lo sencillo y al mismo tiempo, más poderoso. Es la resolución de un pensamiento, el final de una frase, la conquista del sueño que encarna el sentimiento más puro: la necesidad de ser uno mismo.
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