Después del primer disco de Mi Capitán, Drenad el Sena (Warner Music, 2015) era necesaria una reflexión. No es tarea fácil conseguir convertir en un grupo estable la unión de los amigos de sangre sucia de Gonçal Planas (voz, guitarra, compositor y alma pater de la banda, amén de miembro de Sanpedro y Tourmanager de Love of Lesbian), a saber; Dani Ferrer (teclados, Love of Lesbian), Víctor Valiente (guitarra, Standstill y Sidonie), Ricky Falkner (batería, afamado productor, Egon Soda, Standstill e Iván Ferreiro entro otros), Ricky Lavado (percusión, Standstill, Nudozurdo y The Secret Society), Julián Saldarriaga (guitarra, Love of Lesbian) y Ferran Pontón (bajo, Egon Soda).
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Además de los consabidos problemas de agenda era perentorio que los miembros de Mi Capitán tomaran conciencia de banda, alejándose de la tentación de convertirse en un encuentro desenfadado de músicos conocidos que se juntan para disfrutar de la música compuesta por Gonçal. La creciente atención que consiguió Drenad el Sena, en parte por el éxito de ‘Es suave la voz’ aunque otros cortes de ese álbum hayan superado el millón de reproducciones en Spotify, y los bien recibidos conciertos que a lo largo de 2015-16 hizo la formación, tocando en algunos de los festivales más importantes del país como el Sonorama, Portamérica o el Low Festival, empezaron a despejar la incógnita: Mi Capitán no era ninguna broma entre amigos, ningún casquete al aire.
Era una banda seria con voluntad de construirse un público fiel y propio, más allá del que pudiera provenir de las bandas a las que pertenecen sus componentes. Pasado el período de conciertos, Gonçal se puso de nuevo a componer y presentó los temas al resto de los miembros de la banda, quienes, igual que hicieron en su anterior trabajo conjunto, participaron activamente en el proceso de composición y arreglo durante los 10 días que compartieron en el estudio (La Casa Murada, Lleida). La grabación del nuevo trabajo se impregnó de la idea de mostrar un grupo maduro y más arriesgado en el desarrollo musical, con unos intérpretes mucho más seguros de su papel en la banda.
La producción en esta ocasión corrió a cargo de Ricky Falkner, Santos Berrocal y el propio Gonçal Planas, que tenía muy claro cómo quería que sonara este disco: contundente y concreto, más oscuro, pero manteniendo una genuina mezcla de espíritu rockero con paisajes que rozan en ocasiones lo psicodélico.Todo ello giró alrededor de una premisa: inculcar sobriedad en la interpretación. Al tener a músicos con larga trayectoria existía el peligro de caer en cierto hedonismo musical que la banda quería a todas luces evitar. No cabe duda que la consigna fue: vamos a ponernos serios.
Con todos esos conceptos rondando la cabeza y una genuina mezcla de hermandad musical y toxicosmos rockero, este nuevo disco abarca desde momentos de gamberrismo old school, viajes psicotrópicos en tono de fuzz y oscuridad, la amargura o ese sabor a clásico americano. La madurez vocal de Planas, junto con el peso de una sección rítmica (Falkner, Lavado y Pontón) que vuelve a entenderse de maravilla, el clasicismo e imaginación en las teclas de Ferrer y la distinta garra de las guitarras de Valiente, más clásica, y Saldarriaga, más moderna, han construido un artefacto indiscutiblemente rock pero con puertas abiertas a nuevas texturas sonoras. En este nuevo disco Mi Capitán ha querido hacer evidente su madurez como grupo, la solidez de su repertorio y la voluntad de convertir este segundo álbum en la confirmación de un estilo propio resultado de la suma de las distintas sensibilidades de los miembros de la banda. ‘Sal corriendo’ es el título del primer single extraído.
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Además de los consabidos problemas de agenda era perentorio que los miembros de Mi Capitán tomaran conciencia de banda, alejándose de la tentación de convertirse en un encuentro desenfadado de músicos conocidos que se juntan para disfrutar de la música compuesta por Gonçal. La creciente atención que consiguió Drenad el Sena, en parte por el éxito de ‘Es suave la voz’ aunque otros cortes de ese álbum hayan superado el millón de reproducciones en Spotify, y los bien recibidos conciertos que a lo largo de 2015-16 hizo la formación, tocando en algunos de los festivales más importantes del país como el Sonorama, Portamérica o el Low Festival, empezaron a despejar la incógnita: Mi Capitán no era ninguna broma entre amigos, ningún casquete al aire.
Era una banda seria con voluntad de construirse un público fiel y propio, más allá del que pudiera provenir de las bandas a las que pertenecen sus componentes. Pasado el período de conciertos, Gonçal se puso de nuevo a componer y presentó los temas al resto de los miembros de la banda, quienes, igual que hicieron en su anterior trabajo conjunto, participaron activamente en el proceso de composición y arreglo durante los 10 días que compartieron en el estudio (La Casa Murada, Lleida). La grabación del nuevo trabajo se impregnó de la idea de mostrar un grupo maduro y más arriesgado en el desarrollo musical, con unos intérpretes mucho más seguros de su papel en la banda.
La producción en esta ocasión corrió a cargo de Ricky Falkner, Santos Berrocal y el propio Gonçal Planas, que tenía muy claro cómo quería que sonara este disco: contundente y concreto, más oscuro, pero manteniendo una genuina mezcla de espíritu rockero con paisajes que rozan en ocasiones lo psicodélico.Todo ello giró alrededor de una premisa: inculcar sobriedad en la interpretación. Al tener a músicos con larga trayectoria existía el peligro de caer en cierto hedonismo musical que la banda quería a todas luces evitar. No cabe duda que la consigna fue: vamos a ponernos serios.
Con todos esos conceptos rondando la cabeza y una genuina mezcla de hermandad musical y toxicosmos rockero, este nuevo disco abarca desde momentos de gamberrismo old school, viajes psicotrópicos en tono de fuzz y oscuridad, la amargura o ese sabor a clásico americano. La madurez vocal de Planas, junto con el peso de una sección rítmica (Falkner, Lavado y Pontón) que vuelve a entenderse de maravilla, el clasicismo e imaginación en las teclas de Ferrer y la distinta garra de las guitarras de Valiente, más clásica, y Saldarriaga, más moderna, han construido un artefacto indiscutiblemente rock pero con puertas abiertas a nuevas texturas sonoras. En este nuevo disco Mi Capitán ha querido hacer evidente su madurez como grupo, la solidez de su repertorio y la voluntad de convertir este segundo álbum en la confirmación de un estilo propio resultado de la suma de las distintas sensibilidades de los miembros de la banda. ‘Sal corriendo’ es el título del primer single extraído.
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