David DeMaría tiene nuevo disco, el décimo álbum de estudio en su carrera ni más ni menos, y lejos de los tópicos promocionales él artista gaditano entrega en 2016 su obra más redonda y también la más personal en sus casi 20 años de carrera como artista en solitario. Escrito y planificado bajo el signo de Capricornio, David se encuentra por fin en el Séptimo Cielo. “Séptimo Cielo”, título del nuevo disco, rebosa en matices y amplitud de colores y definitivamente marca la línea que ha estado buscando durante todos estos años.
<<<VÍDEO/LYRIC<<BALADON<<<
No cabe duda que David DeMaria ha construido un registro propio creando una marca fiel a sus raíces y a un estilo inimitable, pero es precisamente ahora, con esta décima entrega cuando definitivamente aparece un artista único. Consciente de las dificultades de pasar de ser un cantante melódico a la madurez de una voz con estilo propio integrada en una banda, es en este disco donde David DeMaria suena más crudo. Aquí se resiste a la hora de querer hacer madurar la poética en su carrera artística, al menos en su envoltura, evolucionando a su ritmo y a su propio son en cada disco. Desea seguir llegando a todos los públicos posibles, cuantos más y más variados mejor, y coincidiendo con su recién estrenada paternidad confirma que “conozco por fin el amor en su máxima expresión y esa dosis de energía me ha venido como agua de mayo en las temidas sequias creativas”.
UN LATIDO- Amanece el disco con una canción luminosa, un tema abiertamente pop, David no esconde sus gustos por las melodías de corte más clásico, “Hay cosas que merecemos poder olvidarlas, a pesar de haberlas vivido. Merecemos poder seguir guiándonos de nuestro propio instinto y sus latidos, aunque ciertas sombras se acerquen para asustarnos…le pese a quien le pese, el primer tema de este álbum es un tema de “pop-rock”, cantado por un lirico andaluz”.
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No cabe duda que David DeMaria ha construido un registro propio creando una marca fiel a sus raíces y a un estilo inimitable, pero es precisamente ahora, con esta décima entrega cuando definitivamente aparece un artista único. Consciente de las dificultades de pasar de ser un cantante melódico a la madurez de una voz con estilo propio integrada en una banda, es en este disco donde David DeMaria suena más crudo. Aquí se resiste a la hora de querer hacer madurar la poética en su carrera artística, al menos en su envoltura, evolucionando a su ritmo y a su propio son en cada disco. Desea seguir llegando a todos los públicos posibles, cuantos más y más variados mejor, y coincidiendo con su recién estrenada paternidad confirma que “conozco por fin el amor en su máxima expresión y esa dosis de energía me ha venido como agua de mayo en las temidas sequias creativas”.
UN LATIDO- Amanece el disco con una canción luminosa, un tema abiertamente pop, David no esconde sus gustos por las melodías de corte más clásico, “Hay cosas que merecemos poder olvidarlas, a pesar de haberlas vivido. Merecemos poder seguir guiándonos de nuestro propio instinto y sus latidos, aunque ciertas sombras se acerquen para asustarnos…le pese a quien le pese, el primer tema de este álbum es un tema de “pop-rock”, cantado por un lirico andaluz”.
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