“Vengo con nuevas canciones. Todas, aunque no lo parezca, hablan del amor. Historias reales. Hechas con las costuras de mis experiencias. Al amor no se le puede conocer, ni cantar hasta que se vive. Al final, todos vivimos las mismas cosas y quizás por eso nos podemos encontrar en una canción”. Reflejos en mi camino (SONY MUSIC) reúne las últimas creaciones de Salvador Beltrán. Un disco vitalista que resume el crecimiento musical y personal de aquel chico que en sus comienzos avaló Alejandro Sanz. Catalán. 24 años, afincado en Madrid. El último trovador, que no un recién llegado.
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Una de las huellas de la evolución de lo nuevo de Salvador Beltrán es que, junto a su inseparable guitarra, esta vez toca también el piano. Y lo hace para crear una constelación de canciones, donde se dan cita el rock, el reggae o la bossa nova y hasta el funky pop. Todo bajo la estrella polar de su luz melódica. Una producción de aires anglosajones para un producto puro, que no olvida sus orígenes, ni el deje rasgado, ni las baladas. “El maestro Serrat siempre ha sido para mí un referente, una inspiración -dice- al igual que el flamenco, mis raíces. Me gusta lo puro en la música y en la vida”. Quizás por eso su enérgico primer single No intentes amarrarme, habla del desamor, pero sin bajones. “Es un tema con mensaje, como todos los del disco, una forma de decir a la gente que en ocasiones hay que poner límites a quien no nos quiere tal cual, a quien pretende atarnos, a quien no nos acepta como realmente somos”.
Cuando se estrenó a solas hace tres años, se llevó el Premio Cadena Dial al Artista Revelación 2012. Y es que Salvador Beltrán, como pasa con los artistas que todavía no saben que lo son, no pudo elegir. De madre andaluza, de Jerez de la Frontera, el compás le sigue de cerca desde que era un niño y la cabeza le decía que “de mayor sería” inventor mientras que con el corazón jugaba a grabar cintas de cassette. Dejemos el pensar atrás, dice en uno de sus enérgicos temas, a modo de mantra que ha puesto en práctica y funciona. La primera vez que lo hizo fue en una acera del Prat de Llobregat cuando se encontró con tres músicos callejeros. “Me paré porque oírlos me hizo sentir cosas”. Al poco tiempo se lanzó a crear con ellos los grupos que hoy nutren su precoz pasado musical: Bohemios Autorizados y Cambio de planes. El segundo ejemplo de poner en práctica eso de bajar la cabeza y mirar con el corazón la vida, sucedió cuando leyó en un periódico que se encontró tirado frente a sus pies que su admirado Sanz estrenaba cuenta en Twitter. Al rato le envió un vídeo casero grabado con su propio iphone donde cantaba con su inseparable guitarra un tema compuesto de su puño y letra. Le llamó Imagínate. “El que no lo podía imaginar después era yo. '¡Olé, me has alegrado el día!, me dijo. Las vueltas de la ruleta, hoy por hoy Alejandro Sanz es mi primer seguidor en Twitter”.
Con la garra de esa autenticidad, firma todos y cada uno de los temas de Reflejos de mi camino, un álbum que es también homenaje a la mujer. “Las mujeres no son mis musas, son mis maestras. Son más que una inspiración, son esos seres de los que nunca dejo de aprender. Ellas me han enseñado el valor de cada instante. Me han enseñado a vivir en el ahora. Aquí y ahora podemos hacerlo todo, recordar el pasado, soñar el futuro, sentir el regalo que es cada instante. Ellas me han enseñado a ser consciente de que la vida, como la música, no es un ensayo. Por eso, si escuchas este disco ante todo dice: Vive el presente!. Lo entrega el próximo día 28 de abril envuelto con su sonrisa en un día de sol. Un retrato esencial, sin poses, para el que he elegido la mirada siempre honesta y luminosa del fotógrafo Bernardo Doral, responsable de las últimas entregas discográficas de Dani Martín, Pablo Alborán, Amaya Montero o Miguel Bosé.
El sonido final que embala a este disco luminoso, que le canta al amor y al poder del ahora, tiene mucho que ver con la experiencia de retirarse a una casa a Granada con una tribu de artistas dirigidos por el productor Antonio Escobar. “Fueron días de magia -explica-, toda la gente que me rodeó lo hizo posible. Esa ola de arte fue lo que me permitió definir la línea que iba a seguir con este trabajo. Así que a todos los que están conmigo en esta aventura gracias gracias, gracias por permitirme crecer en la música, que es es lo que más amo en la vida, eso por lo que me levanto cada mañana. Creo que los sitios en los que me encuentro más a gusto son los más salvajes, como el escenario”. Tras compartirlo hace un mes con él, Franco de Vita dijo: “Tremendo compositor y buena gente, porque es buena gente. Creo muchísimo en lo que hace. He escuchado las canciones de su nuevo disco y son exquisitas. ¡No se lo pierdan señores!”.
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Una de las huellas de la evolución de lo nuevo de Salvador Beltrán es que, junto a su inseparable guitarra, esta vez toca también el piano. Y lo hace para crear una constelación de canciones, donde se dan cita el rock, el reggae o la bossa nova y hasta el funky pop. Todo bajo la estrella polar de su luz melódica. Una producción de aires anglosajones para un producto puro, que no olvida sus orígenes, ni el deje rasgado, ni las baladas. “El maestro Serrat siempre ha sido para mí un referente, una inspiración -dice- al igual que el flamenco, mis raíces. Me gusta lo puro en la música y en la vida”. Quizás por eso su enérgico primer single No intentes amarrarme, habla del desamor, pero sin bajones. “Es un tema con mensaje, como todos los del disco, una forma de decir a la gente que en ocasiones hay que poner límites a quien no nos quiere tal cual, a quien pretende atarnos, a quien no nos acepta como realmente somos”.
Cuando se estrenó a solas hace tres años, se llevó el Premio Cadena Dial al Artista Revelación 2012. Y es que Salvador Beltrán, como pasa con los artistas que todavía no saben que lo son, no pudo elegir. De madre andaluza, de Jerez de la Frontera, el compás le sigue de cerca desde que era un niño y la cabeza le decía que “de mayor sería” inventor mientras que con el corazón jugaba a grabar cintas de cassette. Dejemos el pensar atrás, dice en uno de sus enérgicos temas, a modo de mantra que ha puesto en práctica y funciona. La primera vez que lo hizo fue en una acera del Prat de Llobregat cuando se encontró con tres músicos callejeros. “Me paré porque oírlos me hizo sentir cosas”. Al poco tiempo se lanzó a crear con ellos los grupos que hoy nutren su precoz pasado musical: Bohemios Autorizados y Cambio de planes. El segundo ejemplo de poner en práctica eso de bajar la cabeza y mirar con el corazón la vida, sucedió cuando leyó en un periódico que se encontró tirado frente a sus pies que su admirado Sanz estrenaba cuenta en Twitter. Al rato le envió un vídeo casero grabado con su propio iphone donde cantaba con su inseparable guitarra un tema compuesto de su puño y letra. Le llamó Imagínate. “El que no lo podía imaginar después era yo. '¡Olé, me has alegrado el día!, me dijo. Las vueltas de la ruleta, hoy por hoy Alejandro Sanz es mi primer seguidor en Twitter”.
Con la garra de esa autenticidad, firma todos y cada uno de los temas de Reflejos de mi camino, un álbum que es también homenaje a la mujer. “Las mujeres no son mis musas, son mis maestras. Son más que una inspiración, son esos seres de los que nunca dejo de aprender. Ellas me han enseñado el valor de cada instante. Me han enseñado a vivir en el ahora. Aquí y ahora podemos hacerlo todo, recordar el pasado, soñar el futuro, sentir el regalo que es cada instante. Ellas me han enseñado a ser consciente de que la vida, como la música, no es un ensayo. Por eso, si escuchas este disco ante todo dice: Vive el presente!. Lo entrega el próximo día 28 de abril envuelto con su sonrisa en un día de sol. Un retrato esencial, sin poses, para el que he elegido la mirada siempre honesta y luminosa del fotógrafo Bernardo Doral, responsable de las últimas entregas discográficas de Dani Martín, Pablo Alborán, Amaya Montero o Miguel Bosé.
El sonido final que embala a este disco luminoso, que le canta al amor y al poder del ahora, tiene mucho que ver con la experiencia de retirarse a una casa a Granada con una tribu de artistas dirigidos por el productor Antonio Escobar. “Fueron días de magia -explica-, toda la gente que me rodeó lo hizo posible. Esa ola de arte fue lo que me permitió definir la línea que iba a seguir con este trabajo. Así que a todos los que están conmigo en esta aventura gracias gracias, gracias por permitirme crecer en la música, que es es lo que más amo en la vida, eso por lo que me levanto cada mañana. Creo que los sitios en los que me encuentro más a gusto son los más salvajes, como el escenario”. Tras compartirlo hace un mes con él, Franco de Vita dijo: “Tremendo compositor y buena gente, porque es buena gente. Creo muchísimo en lo que hace. He escuchado las canciones de su nuevo disco y son exquisitas. ¡No se lo pierdan señores!”.
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