Los orígenes de BASTILLE se basan en la mente creadora del cantante y compositor Dan Smith quien abraza una ecléctica multitud de estilos musicales que les ha llevado a lograr uno de los sonidos más excitantes de la actualidad. BASTILLE crean canciones pop que atrapan y desafían el género sin seguir una fórmula. Así se diferencian de otras bandas independientes. A pesar de tocar el piano y coquetear con la instrumentación, de joven Dan no tuvo tendencia clara hacia la música. Al crecer escuchaba Simon & Garfunkel, The Beach Boys y Fugees y a través de ellos entendió los requisitos necesarios para las armonías y los ganchos. Su obsesión era el cine, con predilección por el género del horror y en especial el cine de autor de Dario Argento y su trabajo en el sub género amarillo. Esta puerta le llevó a la influencia de David Lynch y después al trabajo más existencial de Terrence Malick. El aprecio de Dan por el cine metafísico se complementa con su inclinación literaria. Todo esto se refleja en su música.
La música permite a Dan explorar la zona oscura de la psique humana. Bajo las capas de los ritmos de la música están los personajes, a veces arquetípicos, viviendo sus emociones en el universo de una sola canción. Dan comparte la habilidad de los directores que admira para crear las atmósferas, sentimientos y tensión que prevalecen en la música de Bastille. Sus canciones están bañadas por rayos de melancolía y la reflexión del disparate emocional. Canciones como "Flaws" y "Overjoyed" resuenan entre los fans de la banda que encuentran elementos de referencia personal en la música, pero resultan ser más bien proyecciones que introspecciones.
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Las canciones de Dan son sus historias, vehículos para cavilar sobre aspectos de los que quiere hablar. Tiene la libertad de expresar historias con trazos gruesos de pincel encapsulados en cuatro minutos de canciones pop, y todas son parte de la banda sonora de su propio microcosmos cinemático: el resultado es una obra enigmática pero accesible.
La música de Bastille ve la luz gracias a una persona pero en directo los temas se emancipan con los cuatro componentes, todos coquetean con las voces, los teclados y la percusión. Chris Wood, a la batería y al bajo, y Will Farquarson son viejos amigos de Dan. Kyle Simmons, completa la formación como teclista y es amigo de Dan desde que se cruzara con él en una fiesta. Cada uno tiene un rol en Bastille sin embargo confinarles a un instrumento sería como etiquetar a Bastille con un determinado género. Están unidos a nivel sonoro, con una cohesión vocal y creando un sonido en directo que trasciende la autonomía creativa de Dan a la hora de grabar música.
Bastille son capaces de lograr sobre el escenario lo que muchos de sus colegas olvidan: disfrutan y la música y la experiencia siempre sale beneficiada. Las canciones están llenas de melodías rítmicas y voces que hechizan y coexisten en un territorio sonoro atmosférico. Sus leales fans les secundan desde sus primeras actuaciones.
Bastille no están constreñidos por ninguna indumentaria musical y eso les convierte en una de las bandas jóvenes más excitantes del momento. Prueba de ello es este primer single “Pompeii”.
La música permite a Dan explorar la zona oscura de la psique humana. Bajo las capas de los ritmos de la música están los personajes, a veces arquetípicos, viviendo sus emociones en el universo de una sola canción. Dan comparte la habilidad de los directores que admira para crear las atmósferas, sentimientos y tensión que prevalecen en la música de Bastille. Sus canciones están bañadas por rayos de melancolía y la reflexión del disparate emocional. Canciones como "Flaws" y "Overjoyed" resuenan entre los fans de la banda que encuentran elementos de referencia personal en la música, pero resultan ser más bien proyecciones que introspecciones.
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Las canciones de Dan son sus historias, vehículos para cavilar sobre aspectos de los que quiere hablar. Tiene la libertad de expresar historias con trazos gruesos de pincel encapsulados en cuatro minutos de canciones pop, y todas son parte de la banda sonora de su propio microcosmos cinemático: el resultado es una obra enigmática pero accesible.
La música de Bastille ve la luz gracias a una persona pero en directo los temas se emancipan con los cuatro componentes, todos coquetean con las voces, los teclados y la percusión. Chris Wood, a la batería y al bajo, y Will Farquarson son viejos amigos de Dan. Kyle Simmons, completa la formación como teclista y es amigo de Dan desde que se cruzara con él en una fiesta. Cada uno tiene un rol en Bastille sin embargo confinarles a un instrumento sería como etiquetar a Bastille con un determinado género. Están unidos a nivel sonoro, con una cohesión vocal y creando un sonido en directo que trasciende la autonomía creativa de Dan a la hora de grabar música.
Bastille son capaces de lograr sobre el escenario lo que muchos de sus colegas olvidan: disfrutan y la música y la experiencia siempre sale beneficiada. Las canciones están llenas de melodías rítmicas y voces que hechizan y coexisten en un territorio sonoro atmosférico. Sus leales fans les secundan desde sus primeras actuaciones.
Bastille no están constreñidos por ninguna indumentaria musical y eso les convierte en una de las bandas jóvenes más excitantes del momento. Prueba de ello es este primer single “Pompeii”.
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