Con su álbum Trece verdades, India Martínez se está convirtiendo en la artista revelación del año en España. Solo han pasado nueve meses desde lanzamiento del disco y con sus dos primeros singles (Vencer al amor y 90 minutos) ha sido capaz de fascinar con su altura y emoción interpretativa. Hoy, Trece verdades permanece 40 semanas en la lista de los álbumes más vendidos y es disco de oro. También es disco de oro en descarga de canciones (Vencer al amor) y disco de oro en RBT (ringbacktones) en el primer reconocimiento que realiza Movistar en este concepto. Y como guinda, más de ocho millones de visitas acumuladas en Vevo con sus dos primeros singles. Con estos avales se lanza Manuela como tercer single. India Martínez deslumbra desde el comienzo de la canción, que refleja como pocas el ideario de la artista: “Partiendo de la raíz, el disco es la verdad de lo que soy”, dice India. “Una mezcla de culturas, de músicas del mundo, la hindú, la árabe, el flamenco… No quiero que tenga ninguna frontera”. Así es Manuela, un excelente ejemplo de ese pop con raíz que defiende India Martínez, una canción con arreglos sofisticados y de valor musical, y una voz incapaz de generar indiferencia. “Cuando alguien me dice que se ha emocionado con una canción mía es algo superior.
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Conseguir ese trance es muy difícil y quiero conservar esto”, dice India. India Martínez es la voz más impactante que nace de esa fusión del flamenco y el pop, con influencias de otras músicas, y recientemente ha colaborado con Estopa, Pablo Alborán y La Oreja de Van Gogh y Franco de Vita. Trece verdades es el tercer álbum de la cantante nacida en Córdoba (España), en el barrio de Las Palmeras, “muy de vecinos, de gente humilde y auténtica. Me crié con la familia muy cerca”, dice. “Cuando miro atrás, me ayuda a tener los pies en el suelo y cuando regreso me da mucha paz”. India es la mayor de cuatro hermanos y a los 11 años se fue a vivir a Roquetas de Mar (Almería) con su familia. “Allí empecé a ir a las peñas flamencas y me invitaban a cantar”, afirma. A los 12 años apareció en Veo Veo, el programa de televisión de Teresa Rabal, y quedó finalista. En aquellos años comenzó a estudiar guitarra clásica y solfeo mientras participaba en festivales flamencos ganando algunos primeros premios. Fue después cuando comenzó su interés por otras culturas musicales, descubriendo canciones árabes, acercándose a sonidos como los del egipcio Ehab Tawfik. “Grabé mi primer disco a los 17 años, pero entonces aún no había asumido esas influencias” afirma refiriéndose a Azulejos de lunares, publicado en 2004. “Me encanta el flamenco puro, pero quiero indagar. La música es libre”. En 2008 lanzó su segundo álbum, Despertar, y “ahí comencé a dejar tintes de mis ideas de fusión de diferentes músicas. Participé en letras, en melodías”, dice India. El disco fue nominado a dos Grammy Latinos (Mejor Nuevo Artista y Mejor Ingeniería de Grabación) y “fue un chute de energía, de apoyo”, dice India. Reforzada, India continuó su búsqueda. “Era cuestión de descubrir nuevas fórmulas, un sistema de trabajo diferente”, dice. “Necesitaba un periodo de limpieza, encontrarme a mí misma. Y rompí con todo, me fui a Madrid a vivir sola, a estudiar armonía, piano, guitarra acústica, canto, interpretación, baile flamenco, danza del vientre, contemporáneo… Cuatro horas de cada asignatura a la semana. Me dediqué a estudiar, a estudiarme, a mi música, a reinventarme”. El fruto es el álbum Trece verdades y canciones como Manuela. “Ahora todo gira en torno a lo que realmente soy. Sentir cada palabra, cada frase de una canción, alcanzar el poder de transmitir”, dice India Martínez. “Al principio me encierro un poco, me cuesta expresar lo que siento, y la forma que tengo de superarlo, de desahogarme es cantando, emocionarme con lo que vivo como cuando era niña”.
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