Luis Auserón publica el 26 de junio de 2012 Lejos, su quinto álbum firmado con nombre y apellido. Con la canción La puerta de cristal como primer single, el disco refleja una nueva mirada a la música de un artista de mente y corazón inquietos, de un compositor sensible e inspirado, comprometido con una realidad compleja, difícil e injusta a la que ni es ajeno ni da la espalda. Lejos es un disco valiente y emocionado, de alto valor musical, dolorido, intenso, vertical, y que refleja el tiempo que nos ha tocado vivir de manera desnuda, porque cuando Luis Auserón se mira al espejo de la realidad, con él nos miramos todos a los que no nos gusta lo que vemos. Como decía Fernando Pessoa, “el arte es la interpretación
individual de sentimientos generales”. “Decepción y soledad son el centro de lo que trata el disco, es evidente”, dice Luis Auserón. “Duda no, más bien es la triste confirmación de ciertas cosas que debería saber hace tiempo, pero que no quería reconocer porque no es muy agradable. No sé si es un sentimiento común a una generación, lo que me parece que está claro es que no soy el único que siente lo mismo”. Lejos refleja todo esto con letras de altura e inspiración, con hallazgos y sorpresas constantes, y una envoltura musical aparentemente sencilla, que en las sucesivas escuchas revelan infinidad de detalles sutiles, delicados, que enriquecen un trabajo diferente en la impecable trayectoria de Luis Auserón. “Yo siempre necesito cambios, creo que son muy saludables en el trabajo artístico”, afirma. “En éste caso la puerta hacia el cambio me la ha abierto Fernando, y también sus amigos”. Lejos está trabajado con mimo artesanal por Luis Auserón y su productor y arreglista Fernando Macaya, ha sido grabado en El Estudio de Mac y Broken Robot y en el álbum tocan Fernando Macaya (guitarras, pedal steel, piano, coros), Goyo Chiquito (contrabajo), Toño L. Baños (batería), además de Quique González (armonium en Niños y La razón de la tristeza; piano en Tus palabras y Es necesaria una navaja), César Pop (piano y órgano en Selecta sensación y Tus palabras), Gorka Hermosa (bandoneón en Selecta sensación), Carmen Bartolomé (coros en Selecta sensación) y The Puzzles (coros en Tus palabras). “En octubre de 2010, Macky [Fernando Macaya] me propuso hacer algo juntos”, explica Luis los comienzos de este nuevo proyecto. “Empezamos a trabajar sobre algunas letras que ya estaban hechas. El resultado nos gustó a los dos, la transformación que sufrían las canciones en sus manos era realmente atractiva, el resto lo hemos construido a partir de entonces”. El resultado es Lejos, un álbum en el que todo tiene un significado, también el título: “El hecho de escribir y componer canciones fuera de tu casa y de tu ciudad da una sensación de desnudez que me ha marcado a la hora de resolver y capear las situaciones. Hemos trabajado sin red, sin trucos, y el hecho de estar lejos ha sido muy determinante. El trabajo ha sido largo y duro. Fernando es muy exigente, sabe lo que busca y no le sirve cualquier solución, quiere lo mejor que se pueda conseguir”. Lejos contiene diez nuevas canciones de Luis Auserón y la sorpresa comienza desde la primera, desde que el álbum se abre con Loco lunático (“Lejos luna me has tenido, apartando al mundo de mi lado; entre rocas de un mar atormentado por tu tóxico vapor adormecido; por mirar a la luna, por amar una diosa”) con sonidos de dobro, banjos, ambiente acústico, aliento alt-country en una canción serena, tranquila, estupendamente balanceada, con buen tejido instrumental y la voz oscura, grave de Luis Auserón muy bien encajada en el tema. Después llega Tus palabras (“Qué frío tengo, qué solo estoy, me voy a echar a perder. Qué hago aquí y quién soy yo, será mejor ir a dormir”), una canción más que lenta, honda, conmovedora, ambientada dentro de un carácter minimal al inicio, cuidando el silencio, no extenta de carga dramática creciente y con cierto aire final de himno gospel. El primer single del álbum es La puerta de cristal (“Dudo de mi existencia si no se abre la puerta de cristal, dudo de mi presencia el taxi ya no quiere ni parar. Ya no creo en nada, no soy alguien de fiar; compañía oscura, sólo una molestia más”), donde aparece el pedal steel y el Hammond para una canción impecable, dura de contenido, desarraigada y magnífica, como La razón de la tristeza (“No quiero ya cortar rosas, me pincharé para nada; nadie merece el dolor, mi sangre está devaluada. Ya no se trata de amor, hay otros juegos modernos; no hay sitio para la suerte del que nació en el infierno. A la tristeza hay que darle la razón cuando la tiene, a la alegría no le hace falta nada cuando ella viene”) también emocionante, con una letra sin desperdicio, con esa melancolía decepcionada digna de Cohen o de Aute y envuelta musicalmente en aromas fronterizos. Es necesaria una navaja (“Cada rata viva bajo la ciudad sabe lo que hay en mi cabeza; cada policía con pistola se siente capaz de controlarlo. Todos los que venden bocadillos se ríen de mí, disimulando; un señor que ha perdido la razón mira nervioso y enfadado. Yo sé donde estoy y, tristemente, es necesaria una navaja”) camina a ritmo de swing, con un conseguido ambiente a club nocturno y humo, mientras en Uno como yo (“Para todo tonto hay un sueño, para todo débil un dueño, para todo hombre pequeño, uno como yo”) vuelve el ambiente country contemporáneo con un excelente pedal steel de Fernando Macaya, en otra de las grandes canciones del álbum con una impresionante letra para enmarcar. Educado (“Estuve en la escuela y me enseñaron los valores de verdad, y allí los golpes no tenían un buen ritmo bailable; yo tengo disciplina. Salí a la calle y descubrí las reglas de otro mercado; aquí hay alguien que manda, ya lo tengo bien claro; qué buena idea; todo está controlado”) es un tema de gran fortaleza musical y literaria, anclado en el blues, con magníficas guitarras slide, profundizando en las raíces con sentido, y Selecta sensación (“He tenido la suerte de la pena más grande, el privilegio del más preciado dolor”) retoma aires fronterizos apuntados por el bandoneón en un medio tiempo consistente, melancólico y emocionado. Al final del álbum, La hora de la verdad (“Vive y diviértete, no te quiero controlar, no te preocupes por mí, es la hora de la verdad”) tiene cierto aire swamp-pantanoso en un tema rítmico, vivo, guitarrero, alegre, con letra de libre lectura y, para cerrar, en Niños (“Tierna la manita y firme la vara, ciego luto negro, corazón de caña; zapatito de charol, alma de juguete, perla de sal lagrimita, soledad creciente”) manda el ambiente con tintes oscuros tejidos por el armonium de Quique González y las guitarras de Fernando Macaya y con una letra que parece enraizada en el romancero tradicional. Un magnífico cierre para un álbum duro, de enorme lirismo, que reconcilia con la música. “Cuando lo escucho no dejo de sorprenderme, yo no sabía que era capaz de hacer lo que estoy escuchando”, dice Luis con el álbum recién terminado. “Las palabras me dan un poco de miedo a veces, son el reflejo de por donde he pasado para llegar a donde estoy ahora. Me asustan pero me gusta cantarlas, el tratamiento musical es lo que lo salva todo”. Lejos es el tercer disco en solitario de Luis Auserón, nacido en Zaragoza en las navidades de 1955 y del que las biografías cuentan que trabajó como topógrafo y delineante antes de iniciarse en la pintura y colgar su obra en algunas exposiciones colectivas. Después comenzó a estudiar Arquitectura, escribió a finales de los 70 en la pionera revista musical Disco Exprés con su hermano Santiago bajo la firma Corazones Automáticos, hasta que el 12 de octubre de 1979 pisa el escenario del Ateneo de Madrid como bajista en el primer concierto de Radio Futura. Con Radio Futura y desde 1980 a 1992, Luis Auserón ha publicado discos claves para la historia de la música popular española: Música moderna (1980), La ley del desierto. La ley del mar (1984), De un país en llamas (1985), La canción de Juan Perro (1987), Escuela de calor. El directo de Radio Futura (1989), Veneno en la piel (1990), Tierra para bailar (1992)… Muchas de las canciones más populares de estos álbumes llevan la firma de Luis Auserón junto a la de su hermano Santiago (Un africano por la Gran Vía, Semilla negra, El tonto Simón, En el chino, Han caído los dos, A cara o cruz, La negra flor, Annabel Lee, Luna de agosto…) y alguna su firma en solitario (El viento de África). Tras la separación de Radio Futura, Luis Auserón emprende viaje a América para empaparse de músicas como el rock brasileño y en 1994 publica su primer álbum en solitario, En la cabeza, con colaboraciones como las de Raimundo Amador, Josele Santiago o Antonio Smash. En 1997 coproduce el segundo disco de Juan Perro (La huella sonora) y el mismo año aparece El caos y el orden, su segundo disco como solista. Pero Luis Auserón es un espíritu inquieto y libre y, además de estos dos primeros discos firmados con su nombre, en 1999 crea Klub junto a Enrique Sierra y Pilar Román con la pista de baile como objetivo; monta el estudio Broken Robot en el que graba (y a veces produce) a grupos como Malevaje, Guerrilla Gorila o Venerea; retoma el trabajo con Santiago Auserón en 2006 creando la banda Las Malas Lenguas para versionear clásicos adaptados al castellano de Robert Johnson, James Brown, Eddie Cochran, Bob Dylan, Chuck Berry, The Kinks, Velvet Underground o Elvis Presley; funda en 2007 Amantes del Eco, un proyecto ambicioso con Isabel Dimas, Matías Coulón y Chema “Animal” que Luis define como “grupo de rock interesado por la cultura pop”; lanza en 2009 el álbum Rubbish Garbage Junk Punk, un “disco imprevisto” en el que canta temas de Joy Division, Nick Drake, Devo o Alex Chilton entre otros artistas, para continuar después en 2011 con el disco I've Lost Control Again, que incluía canciones propias en inglés junto a versiones de Rufus Wainwright, P.J. Harvey, Joy Division, Trent Reznor (Nine Inch Nails), Robert Smith (The Cure), Brian Molko (Placebo), Dave Swarbrick y Richard Thompson (Fairport Convention) y Ric Ocasek (The Cars). Ahora, el 26 de junio, Luis Auserón continúa su camino con Lejos. Un disco para detenerse, para degustar, para cuidar como reflejo de tiempos duros, de gran música. ¿Un álbum terapéutico? “Supongo que sí”, afirma Luis. “Estoy mucho mejor ahora. Prefiero no pensar en lo que podría haber sucedido si no me lo cuento a mí mismo en mi cuaderno. La locura puede empezar por un pequeño engaño a ti mismo. He preferido decirme la verdad aunque duela un poco. Hay gente que deja pasar las cosas como si no tuvieran importancia, yo prefiero reflexionar y aprender algo, si es posible”.
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