“Me regalaron una guitarra y empecé a componer. Sin ninguna razón especial. Tampoco la buscaba. Simplemente salió”, decía entonces. Con la misma sencillez recogió en 2008 los Premios de la Música al Artista Revelación y al Autor Revelación por la canción Nada que perder, consiguó el disco de platino con su álbum de debut y permaneció más de 70 semanas en listas. El comienzo soñado.
Ahora, cinco años después y tras haber publicado en 2009 un segundo disco (4.000 palabras), Conchita vuelve el 8 de mayo de 2012 con su nuevo álbum, Zapatos nuevos, que se lanza con la canción La guapa de la fiesta como primer single. “Entre el primer disco y el segundo pasó poco tiempo y sentí que había que parar un poco para componer, para que me pasasen cosas y poder escribir sobre ellas”, dice Conchita. “Después publiqué el EP Tocando madera con siete canciones nuevas y las colaboraciones de Bebe y Álvaro Urquijo que me quitó un poco el mono, pero tengo unas ganas de tocar que me muero”.
Se diría que Zapatos nuevos es un recomenzar de Conchita, con canciones de reafirmación y que mantienen las raras cualidades que marcan el pecular estilo de la artista mezclando de manera inspirada y entrañable, con cierto tono agridulce, melancolía, ternura, ingenuidad y fortaleza. Conchita sigue siendo Conchita pero los años y los éxitos han dejado huella. “No me dio tiempo de asimilar lo que me había pasado con el primer disco, de poner los pies sobre la tierra”, dice. “Hubo un momento en el que no hacía más que cantar y dormir, sin ver a mi gente, algo que me enriquece como persona”.
“Y ahora toca levantar el vuelo, deshacerme de los miedos, ver el mundo a mi favor. Ahora soy la guapa de la fiesta y no me importa lo que piensas porque ya me quiero yo” canta Conchita en La guapa de la fiesta, una canción rítmica, optimista y directa, pop puro que marca una nueva etapa en su carrera, descargando la mochila de cargas y abriendo puertas y ventanas para continuar el camino mirando de frente. “La canción surge porque quería cerrar una etapa y abrir una nueva”, afirma Conchita. “Creo que en este disco hay mucho cambio. Lo he grabado con otro productor, aunque Juan Luis Giménez [productor de los dos primeros discos] ha tocado la guitarra en una canción. Le estoy muy agradecida por su cariño y su apoyo en todos estos años. Somos como una familia”.
La guapa de la fiesta abre un disco con 11 canciones que mantienen la esencia de Conchita como compositora. “Es un disco más alegre, sin la melancolía del primero”, dice. “Necesitaba este cambio, me sentía diferente, quería escucharme de otra manera. Y creo que lo he conseguido”. El álbum continúa con Como si nada, pop-rock con continuos cambios de ambientes y un beat potente y enérgico. Después, Mira donde estoy camina con ritmo ágil, aire naif y ambiente folk; Vete recupera la tranquilidad en una ballada creciente en intensidad y Balones por los aires se sostiene en un ritmo potente y un estribillo contundente.
Dis quand reviendras es una gema minimalista cantada en francés, lírica, íntima; Loca es otra canción lenta, tranquila sostenida con pocos elementos musicales pero estupendamente colocados, positiva, esperanzada; La chica cursi de la radio comienza acústica para ganar en energía en otro tema potente y con apuntes autobiográficos, rico e imaginativo, con influencias sixties. “Es quizás la canción más autobiográfica del disco. Fueron cosas que pasaron”, asegura Conchita. “Hay muchas otras que pueden parecerlo, pero son canciones. Los sentimientos son reales, los he vivido de cerca, y después los adorno, surge la canción”.
El disco continúa con 20 días, un ejemplo de pop hecho con soltura, desinhibido, alegre, bailable, muy high school; Me aburres es una de las canciones más originales y diferentes del álbum, con un tratamiento rítmico novedoso cercano a lo brasileño, alegre y diáfana. Y el álbum se cierra con No hay más, una balada de sentimientos perdidos, sencilla, acústica, esencial, impulsada por los arreglos de cuerda.
Son las canciones de Zapatos nuevos, un disco producido por Pablo Cebrián, encargado también de guitarras, bajos, ukelele y programaciones. Junto a él, Aaron Johnston a la batería, Raúl Osuna al piano, Hammond y sintetizadores y Francis Hernández al piano han acompañado a Conchita en la grabación de su nuevo trabajo, que rompe tres años de silencio discográfico.
Ha pasado más de un lustro desde que Conchita comenzó a tocar con su guitarra en el pequeño escenario del Búho Real en Madrid, de grabar sus dos primeros álbumes producidos por Juan Luis Giménez (Presuntos Implicados), de lanzar después el EP Tocando madera con las colaboraciones de Bebe y Álvaro Urquijo. En este tiempo, Conchita ha conseguido disco de platino con el álbum Nada más, tres platinos con la canción Nada que perder, dos discos de oro con las canciones Tres segundos y Puede ser, dos Premios de la Música en 2008, Premio Cadena Dial en 2007, más 92 semanas en las listas de radio, más de 150 conciertos realizados… “Llevaba mucho tiempo tocando en salas pequeñas y, de repente, todo cambió. No es fácil asimilarlo”, dice Conchita recordando aquellos comienzos. “De la noche a la mañana, te dicen que eres increíble cuando antes no te iban a ver. Pero no suelo hacer caso ni a lo bueno ni a lo malo. El segundo disco no fue tan bien como el primero y no me afectó tanto. Pero aquí está Zapatos nuevos, hay canciones y la cosa va adelante. Lo importante es creértelo tú”.
Mucho ha sido lo conseguido por Conchita, que ha sabido mantener la sencillez en el éxito y que no ha perdido la inspiración a la hora de componer canciones personales capaces de llegar más lejos. Que sabe que las carreras largas se sostienen en un continuo volver a empezar. Que ahora se siente La guapa de la fiesta y que se mantiene firme cuando canta “Por una vez no pienso escuchar al resto, por una vez me di cuenta a tiempo, tengo yo la vez”. Vuelve Conchita.
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