Es de Úbeda, pero ha vivido y disfrutado de Madrid más que cualquier gato. Rompe el tópico del músico que no es más que músico: estudió Biblioeconomía en la universidad para conocer de primera mano los vericuetos de la información y el conocimiento. Aunque, si, es músico y muy músico: compositor para él y para otros -Camarón de la Isla y Paco de Lucía, Pata Negra, Diego el Cigala, Clara Montes, Manzanita, Joaquín Sabina, Niña Pastori, Estrella Morente, Mónica Molina, José Mercé, Pastora Soler…-, intérprete de canciones con alma y duende. Ha grabado discos con sabiduría y buen gusto. Ha producido con tino y con mano, fabricando éxitos. Dirige un estudio de grabación, santuario del arte sonoro desafiante a las inclemencias de un tiempo que da la espalda a los discos, esos objetos redondos y mágicos, con la ingratitud de quien no valora la trascendencia. Saca hacia arriba a artistas desconocidos, escribe guiones, fabula espectáculos, inventa instrumentos… Paco Ortega es todo eso y más. Es un verdadero generador de arte, una dinamo creativa siempre con la sonrisa en la boca, un arquitecto de sueños que cuajan de modo natural, sin imposturas.
Un artista del Renacimiento trasplantado a la era del tablet que desafía la monotonía de la especialización con su trabajo luminoso de cada día, lleno de color y de diferencia. PACO ORTEGA: BAILA POR ÉL Ese color y esa diferencia mágicos rebosan los surcos de su quinto disco en solitario, un rosario de cuentas musicales que lleva por título “Baila por mí” y en el que las sorpresas se engarzan como perlas en el hilo del collar de la música española más fresca y notable. La rumba con toque balcánico, el son con acento de Despeñaperros para abajo, los tanguillos con descaro, el funky hedonista para reinventar a Devendra Banhart, el pop más directo y adherente, la salsa con vientos a lo Willie Colon, la balada en su esquema más emocionante y cautivador… De este sobrio material se teje la última obra de Paco. Una obra en la que brillan los instrumentos reales, la guitarra española bien tocada, los ritmos precisos, las orquestaciones sencillas, las melodías sin tacha y una voz que lo unifica todo, dándole un barniz de verosimilitud muy de agradecer en un momento en el que la música que escuchamos a todas horas “parece” más que “es”. “Baila por mí” es una declaración de intenciones, un velero que navega en el rumbo del trabajo bien hecho, un disco definitivo de un creador que se impone la calidad como vara para medir lo que hace; que se muestra inflexible a la hora de mantener el listón de lo que ofrece al oyente. Celebrémoslo, porque este será un disco importante en la ya importante carrera de Paco Ortega PACO ORTEGA: CANCIÓN A CANCIÓN “A mi mare” - Kusturica en Triana, llorando penas de amor ahogadas en el vino del recuerdo: “y a la cárcel; me han pillao robando besos y secuestrando la tarde”. “La culpa es de los mercados” - La murga gaditana trata de explicar lo incomprensible. Pero ¿quiénes son esos “mercados” que nos tienen estrangulados? La solución en esta copla oportuna. “Y vive y sueña”- La límpida mirada ante las marismas en un tema que huele a salitre. De paisaje de fondo los sueños que transcurren al ritmo de las palmas y cabalgando una guitarra con ambiente de bossa y otra flamenca de le da la réplica. “Apreataíto pero relajao” - Bombazo caribeño de Vocal Sampling con vocación de hacer bailar hasta al más reticente. Irresistible del todo, con coro de ese que uno repite hasta la saciedad “Carmensita” - ¿Puede Devendra Banhart cuadrar en el dibujo sureño de Paco? Pues si. Una historia tan surrealista que podríamos sorprendernos a nosotros mismos bailándola este verano cualquier noche en la playa. “Ay mi Rosita” - Porque Paco “jugaba a hacer canciones y que triunfaran”, esta tiene todo el marchamo del éxito. Canción de amor y desamor, cara y cruz. “Bailar por mi” - Dedicado a los que prefieren el tête a tête de charla en la discoteca que el lanzarse al deslizamiento por la pista. Una rumba alegre y reveladora. “Mis mujeres” - No a la cirugía plástica. Si a la belleza natural. Un ajuste de cuentas con la frivolidad y una apuesta por la sonrisa en una mujer. Un homenaje a las mujeres que importan, las que dejan huella. “Bohemio” - Revisión en clave salsa rumbera -o rumba salsera- de un tema propio que revela el embrujo de la noche, el amor, las risas, la fiesta… siempre en buena compañía. “Donde tu me lleves” - Un baladón brillante, emocionante, románticamente atinado para cerrar un disco en el que el amor es protagonista en todos los planos de la pelicula. Bravo, Paco, así se canta. Fernando Martín, músico y periodista musical
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