2012/03/24

MUJERES "SOFT GEMS PT1"

Mujeres, el debut, fue un disco perfecto. En 2009, el cuarteto barcelonés era el-grupo-en-bocade-todos. Su primera maqueta, Demo 08 (Hombre Bueno Discos), le había prendido fuego al culto local, avivado por una incendiaria retahíla de conciertos-en-los-que-había-que estar. El rumor de su incandescencia llegó hasta Oviedo, base de operaciones de ese francotirador del underground que es Pablo Fernández. Consciente de la joya en bruto que tenía entre manos, la sexta referencia de su sello Discos Humeantes se la concedió a Yella, un siete pulgadas con
“3 tres canciones de muerte y sudor” que no hizo sino derramar queroseno a hectolitros en la mecha sobre la que ya cabalgaban desbocados Pol, Martí, Yago y Martín. Deprisa, deprisa. Más conciertos atrapa fans (en el Wurli de Madrid, en su unplugged del Primavera Sound 09, de gira por Inglaterra o en el francés Europavox Festival), más reseñas excitadas (en medios patrios pero también en influyentes escaparates yanquis como Maximum Rock’n’Roll o Terminal Boredom) y, por fin, el debut. Mujeres (Sones, 09) era la mejor carta de presentación que jamás pudieron imaginar.
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Santi García, productor de dilatada trayectoria, supo plasmar, en cinco frenéticos días, el espíritu, la energía de esos cuatro jinetes en estampida libre en un disco robusto y sin mácula que se clavaba en la cadera del oyente cual cerbatana impregnada con las esencias del garaje-rock más venéreo y alocado de ayer y hoy. Mujeres creó adicción y Pol, Martí, Yago y Martín engancharon a nuevos fieles en una gira pantagruélica que les llevó hasta el SXSW, el-festival-donde-hay-que-estar si quieres tener una oportunidad en la tierra prometida estadounidense. Vini, vidi, vinci. Hasta aquí la crónica atropellada del sueño hecho veloz realidad de cuatro amigos de Barcelona. ¿Y ahora qué?...Soft Gems, el nuevo, es un disco mejor. ¿Por qué? Porque Mujeres es ahora un grupo mejor. Superada la espumosa, cegadora resaca del éxito de su debut, estos cuatro amigos han asumido que, en realidad, Mujeres no fue ese disco tan perfecto que todos quisimos ver, hacerles creer. En cierta manera, han interiorizado esas palabras de Herman Hesse: “Hay quienes se consideran perfectos, pero es sólo porque exigen menos de sí mismos”. Negarse a caer rendidos en brazos de la autocomplacencia, trabajar a destajo cada nueva composición ha sido una de las máximas a la hora de afrontar el siempre difícil segundo disco. Hacerlo sin perder un ápice de aquella excitación que prendió la mecha y reforzando más si cabe los mimbres de esa camaradería que convierte a Mujeres en hermanos, es una virtud que sobrevuela cual brisa cálida las once canciones de Soft Gems. “Estamos felices y muy ilusionados. Este disco es el fruto de horas y horas de trabajo de grupo en el local y en el estudio. Nuestro objetivo era exprimir al máximo cada composición, darle vueltas a juegos de acordes, experimentar con ideas rítmicas. Hay baladas y pogo, canciones para escuchar en una playa desierta o para saborear una sobremesa inacabable entre amigos”. Exigencia y entusiasmo. Y un nuevo cómplice, el músico y productor Cristian Pallejà, con quien armaron un artesanal estudio de grabación en una casa rural en Sant Martí de Sesgueioles, a hora y pico de Barcelona. Tras encerrarse allí durante siete días de diciembre de 2011, sin atender otro reloj que no fuera su propio tic-tac mental y dándole al REC cuando el cuerpo, la inspiración o la canción se lo pedía, Mujeres regresó a casa, a los estudios Maik ¡Maier, para realizar las mezclas, y luego lo enviaron a Brooklyn para ser masterizado en Bonati (HEALTH, Iceage, Woods, etc.), otra de las claves que ayudan a entender el salto hacia delante que significa Soft Gems. Es este un disco menos epatante y más sugerente, menos deudor de sus singles (que también los tiene, ojo con “Soft Gems pt 1”, “Calabrese fingers” o ese “Salvaje”, pura demolición) y más valiente en su apuesta por el desarrollo de un tejido sónico que mantea al disco con su brumosa reverb. Hay reencuentro con ese trote marca de la casa que le da alas al polvo fronterizo de “Far away” o al beat surfero de “Seattle waves”. Pero, ¡ah!, qué sorpresa verse mecido por “I’m over with you”, arrancando cual instrumental de baile de graduación para alzarse en baladón desgarrado que uno imagina cantando por Ricky Nelson al borde de un acantilado. Otra alegría: recuperar ese “How I am” que ya hechizaba cual serpiente velvetiana en su primera maqueta y que aquí se enrosca con más fuerza al tímpano gracias al escuadrón de pandereta, armonías vocales y tremolo. Y es que las guitarras, ¡cómo suenan las guitarras (y todo) en este disco! ¿Cómo? Con la (im)perfección que hoy hace de Mujeres un grupo grande. Pero mañana, más. Seguro.

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