Carminho es la gran sensación de la música portuguesa de los últimos años. Su primer disco se publicó en 2009 y su título lo decía todo: Fado. Inmediatamente fue señalada como la sucesora de las más grandes del género, se situó en el nº2 de las listas de ventas del país, algo insólito para una fadista, y Carminho realizó un gira de 60 conciertos en su Portugal, España, Francia y Brasil.
“El debut más impresionante en décadas” (In Time Out Lisboa); “Tiene la capacidad de hacernos creer que el tiempo se ha parado y el fado nace ahora, delante de nosotros. Es una ilusión llamada arte” (In Publico). Son algunos comentarios recibidos por Carminho tras su debut con Fado, que la revista británica Songlines consideró como uno de los diez mejores discos del año. Fado dejó el terreno abonado para la llegada de Alma, un disco que se presume definitivo en su carrera.
Alma se publica el 5 de marzo en Portugal (el 6 en España) en medio de una gran expectación, y Carminho ha decidido presentarlo por todo lo alto, a corazón abierto, en directo. Los días 2 y 3 de marzo (ha tenido que añadir la segunda fecha por la demanda de entradas), estrenará las canciones de Alma en el Centro Cultural Olga Cadaval de Sintra (a 30 kilómetros de Lisboa) para demostrar que es la esperanza hecha realidad del fado. Pero acerquémonos a Carminho.
Carminho nació en Lisboa en una familia marcada por el fado. Su madre es la fadista Teresa Siqueira y su hermano Francisco Rebelo de Andrade, también es cantante. Carminho tiene 27 años y desde niña se acostumbró a tertulias de fado en su casa, en las que se escuchaban discos de Amália Rodrigues, Lucília do Carmo, Fernando Maurício… Cuando a los 12 años se subió por primera vez a un escenario en el Coliseo de Lisboa, antes de hacerse asidua de la Taverna do Embuçado, el público se quedaba atónito. ¿Cómo puede una chica tan joven tener esa voz, esa expresión, esa sabiduría cuando canta fado? ¿Cómo puede tener ese sentimiento?
Esta introducción viene a cuento porque cuando se escucha Alma, el asombro se mantiene intacto aunque hayan pasado algunos años. Carminho es una voz excepcional, pero también una intérprete de rompe y rasga, profunda, con las raíces bien plantadas y la vista puesta en el tiempo que le ha tocado vivir. El público español tiene buena muestra de ello porque Carminho es la voz que acompaña a Pablo Alborán en Perdóname, la canción del cantante y compositor español que ha lanzado su último álbum al nº1 en nuestro país.
Cuando Fado, su primer álbum, apareció en Portugal en el verano de 2009, Carminho había cumplido 24 años. Su voz se escuchaba en pequeños locales de fado y la gente se preguntaba cómo era que aún no había grabado ningún disco. La respuesta de Carminho era sencilla: “Todavía no estoy preparada”. Fado subió al nº2 en las listas portuguesas vendiendo rápidamente más de 20.000 ejemplares, una cantidad más que respetable para un álbum de fado. Y con el público y la crítica rendidos, ahora llega su segundo trabajo.
Alma se abre con Lágrimas do céu, que marca el carácter del álbum con sonidos de la guitarra portuguesa inseparable del fado, en una canción de tremendo desgarro y en la que la voz de Carminho se muestra desde el comienzo como algo impactante. Entregada, emocionante, llena de matices, con un fraseo único y esa atemporalidad que enlaza lo ancestral con lo contemporáneo.
Malva-Rosa camina a ritmo más vivo con la voz de Carminho convertida en puro arabesco y da paso a As pedras da minha rua, primer single del álbum, una canción de gran riqueza armónica en la que los estilos se funden para crear una música unversal pasada por los aromas del barrio lisboeta de Alfama. Después, Bom dia amor vuelve a reflejar la capacidad de Carminho para lanzarse a ritmos que escapan de la música popular siempre con la guitarra portuguesa señalando las fuentes. Folha retoma aires de fado, género que alimenta a Carminho desde la cuna, y Meu namorado vuelve a sorprender en una balada vertical, casi minimalista, sencilla, honda y emocionada. Fado das queixas tiene conexión brasileña al ser una canción popularizada por Fafa de Belem y Fado adeus retoma el clasicismo en otro tema íntimo y desgarrado.
Cabeça de vento recupera ritmos vivos y enlaza de manera natural con Impressão digital, mientras Talvez incorpora cuerdas por primera vez en el álbum para sostener la voz de Carminho en una balada que tampoco se ciñe a estilos y podría llegar desde Broadway o desde un club de Lisboa. Y en la recta final del disco, À beira de cais vuelve al fado, Ruas mantiene el espìritu tradicional, en Saudades do Brasil em Portugal vuelven a sonar las cuerdas para agregar un puls de intensidad y el disco se cierra con Disse-te adeus, otro magnífico fado que redondea un trabajo largo, elaborado con minuciosidad artesana y con música de altura destinada a romper fronteras.
Son las canciones de Alma, que Carminho presentará los días 2 y 3 de marzo en Centro Cultural Olga Cadaval de Sintra, antes de embarcarse en una gira que pasará por España, Francia, Inglaterra, Italia, Alemania, Austria, Suiza, Holanda, Bélgica, Grecia, Turquía y Brasil. Países y escenarios muchos de los cuales ya son familiares a Carminho, que antes de grabar su primer álbum sabía que debía recorrer su camino. Dedicó un año a viajar por el mundo y trabajar como voluntaria en proyectos humanitarios; continuó cantando en clubes de fado; de vez en cuando colaboraba en conciertos o grabaciones de otros artistas; apareció en Fados, la aclamada película de Carlos Saura… Y durante todo este tiempo, todos los que la escuchaban pensaban que era la gran cantante de fados de su generación.
Ahora llega Alma, su esperado segundo álbum, con el que la cantante portuguesa llama a las puertas de los escenarios del mundo. Escuchándola, pocos dudan que se abrirán. Carminho tiene la llave.
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