Gestionando los tiempos como sólo ellos saben hacer, tras
cuatro años de necesario barbecho, los Marea vuelven a declararse dueños de su
destino y su devenir desde el título de su nuevo CD, En Mi Hambre Mando Yo:
puchero de canciones de alto voltaje y oleaje erigido sobre el ya característico
rock con casta de los de Berriozar, fuertemente tintado de actitud,
convenientemente aderezado con sus habituales especias flamenquitas y marcado a
fuego por la lírica de Kutxi Romero; a pecho descubierto y corazón abierto
siempre, puro duende -más que artista con duende- éste, el poeta del rock de
rima libre y disonante. ¿El resultado final? Un potaje musical que, gustosamente
cocinado por ese chef de los botones que sigue siendo Kolibrí, presenta un
inconfundiblemente sabor a cosa buena.
Un trabajo con el que el hambre de nuevas
canciones de Marea que desde 2007 sacude la escena va a quedar plenamente
satisfecha. En Mi Hambre Mando Yo, sexto disco del quinteto integrado por Kutxi
Romero a la voz, Kolibrí Díaz y César Ramallo a las guitarras, Eduardo Beaumont
Piñas al bajo y Alén Ayerdi a la batería y a las percusiones, consta de diez
canciones grabadas durante los meses de junio y julio de 2011 en los Estudios
Sonido R-5 de Orikain (Navarra) por Kolibrí Díaz y Jaime Sanz Mapatxe,
encargándose el primero de las labores de producción. Las mezclas las llevó a
cabo Mike Fraser (AC/DC, Metallica, Aerosmith…) en los famosos estudios
Warehouse Studios de Vancouver (Canadá) en agosto de 2011, encargándose ese
mismo mes del trabajo de mastering Adam Ayan (Pearl Jam, The Rolling Stones,
Nirvana…) en los Gateway Studios de Portland (USA). El arte de la portada corrió
a cargo de Ramone, siendo las únicas colaboraciones que aparecen las de Arantza
Mendoza, a los coros y Fredi Peláez al órgano Hammond. Pasando de cero a cien en
cuestión de segundos, dejando claro desde el primer tema que la espera ha
merecido la pena, el vitamínico perol cocinado por los Marea entra en ebullición
de manera inmediata con canciones tan vertiginosas como Bienvenido Al Secadero
(perfectísima tarjeta de presentación, protagonista del primer videoclip y
elegida primer single), La Majada, Sobran Bueyes y El Día Que Lluevan
Pianos, acertados ejemplos de que la compulsiva hambre de Rock & Roll por
ellos hecha durante este parón, ha quedado totalmente saciada; a continuación, a
fuego más lento, suena Canaleros, magnífico medio tiempo. Lo mismo que, con
permiso de la pegadiza Ojala Me Quieras Libre, sexta en hacerlo, Ángeles Del
Suelo, nuevo tema a medio tiempo, antes del otra vez incandescente Las Últimas
Habitaciones, la cautivadora Plomo En Los Bolsillos y Pedimento, insuperable
broche con el personal gen andaluz de Romero poniendo la guinda final. El toque
definitivo a un disco bravío y con trapío en el que, con la identificable
pulsión del grupo por bandera, la música vuelve a latir a diferentes
velocidades. Esgrimiendo a la hora de envolver las letras una misma voracidad
emocional. A la hora de vestir de fiesta los imantados textos de Kutxi, los
cuales, disparados a dar desde lo más profundo de su ser, volverán a hacer diana
en las almas de sus cada vez más numerosos seguidores. Marea, en su hambre
mandan ellos. Los cinco, Kutxi, Kolibrí, César, el Piñas y Alén, siguen llevando
las riendas de su rock jornalero. La voz cantante. Y así lo vuelven a poner de
manifiesto por medio de un CD, En Mi Hambre Mando Yo, de marca y denominación de
origen propia, la de los Marea. Quienes, nuevamente decididos a hacer algo que
se vea, lo han vuelto a conseguir: hacer algo que se ve con los oídos y se
escucha con el corazón. Derrochando personalidad y dejando claro con estos
flamantes diez mandamientos con forma de canciones, con sus instrumentos y
corazones perfectamente afinados, que la magia continúa. Que las cosas requieren
su tiempo y que, como el presente disco, hay que hacerlas a su tiempo. A su
debido tiempo. Que siempre, en cualquier orden de la vida, hay que obrar guiados
por la necesidad, ya artística, ya por el hambre de verdad. Como siempre. Como
fue siempre en su caso. Marea, más que un valor al alza, es oro puro, toda vez
que nunca se deprecia. He aquí, en el presente disco, la prueba de lo dicho una
vez más.
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