2011/06/22

OBK. Nuevas versiones y singles 1991-2001. Hace justo ahora 20 años la canción Oculta realidad prendía la mecha. OBK daban con ella el primer paso de una carrera singular donde las haya.Nuevo single " El cielo no entiende"



2OBK. Nuevas versiones y singles 1991-2001 Hace justo ahora 20 años la canción Oculta realidad prendía la mecha. OBK daban con ella el primer paso de una carrera singular donde las haya. Ni venían a relevar a nadie ni ningún otro ha ocupado luego su lugar. Jordi y Miguel emprendían una singladura capaz de reponerse a envites de todo tipo y deparar las más inesperadas sorpresas.


Y ahora, en pleno 2011, Oculta realidad hace una vez más honor a su nombre: ¿quién iba a decirnos el tremendo potencial que seguía ocultando? Es como si hubiera estado guardando durante todo este tiempo lo mejor de sí misma para esta explosiva versión. El santo y seña de un conmemorativo trabajo en el que dan literalmente la vuelta a sus 10 mayores éxitos. Regrabados todos de principio a fin y complementados con tres temas inéditos (y con el mítico Umberto Tozzi como especial invitado) en el inminente disco 2OBK. Nuevas versiones y singles 1991-2001. Es hora de hacer historia. A grandes rasgos poco se puede añadir sobre un dúo que se convirtió en el emblema del techno-pop en castellano, que lleva vendidas casi dos millones de copias de sus discos y cuyos estribillos son parte ya de la más reciente memoria colectiva. Pero sí recordar que tan atípica como su trayectoria es su propia concepción, desde el simple hecho de que sea el teclista (Miguel Arjona) quien escriba casi todas las letras y el cantante (Jordi Sánchez) quien componga la música. Algo no tan raro en otros países. Ahí está el tándem Elton John y Bernie Taupin. O en Italia Luccio Battisti y Mogol…. A Bolonia precisamente han viajado para cumplir en este 2OBK uno de sus mayores sueños: cantar la melódica Falsa moral nada menos que con UmbertoTozzi. Pero volvamos al principio. En un tiempo en que los singles todavía tenían dos caras, Oculta realidad era inicialmente la cara B de un debut publicado casi de tapadillo. La avanzadilla de un fenómeno inesperado como muy pocos en la historia del pop español. OBK habían llegado, y en contra de resabiados augurios, lo hacían para permanecer. Aquellos dos muchachos de la localidad barcelonesa de Sant Feliu del Llobregat (donde siguen viviendo) que debían su nombre de guerra a una canción de Depeche Mode (Oberkorn) irrumpían hace 20 años una escena estancada. Pasada la bonanza ochentera, el pop había dejado de cotizar. A la industria solo parecían interesarle los solistas y al público joven la música mákina o el trance. Paradójicamente fue ese público el primero en fijarse en ellos. Sus ultrasensibles tonadas se colaron en la polémica (y hoy tan reivindicada) ruta del bakalao antes que en muchas emisoras. Y para sorpresa de propios y extraños, arrastraron legiones de fans adolescentes con discos de esquivas portadas en las que ni siquiera aparecían. Ni que decir tiene que con el éxito masivo la prensa especializada les negó el pan y la sal. Y lo más incongruente es que en 1993, esos mismos que en el mejor de los casos los ignoraban, se desvivirían por propuestas indies tan afines a su estética como los totémicos Family. Por no hablar de otros aspectos no por colaterales menos resaltables: desde las decenas de efímeros grupos que surgieron a su imagen y semejanza, la irrupción poco después del fenómeno Camela (impensables sin el precedente de OBK) o el simple hecho de haber sido con sus vídeos los descubridores del talento del hoy internacional realizador J.A. Bayona. Los principios de década siempre les han traído suerte. No es por ello extraño que este 2OBK remita sobre todo a Llámalo sueño… (1991) y Antropop (2000). Curiosamente sus dos álbumes cumbre fueron los que encontraron más impedimentos a la hora de sacarlos adelante. Su debut fue precedido de todo vía crucis de rechazos hasta que un sello independiente especializado en dance lo publicó y Antropop marcaría una esplendorosa segunda juventud cuando muchos les daban por acabados, que ratificarían el añadido Extrapop, el consiguiente Babylon y el empuje que las nuevas generaciones electro les brindaron. Dicen que cada 20 años nace un revival. Que al caprichoso mundo de las tendencias le da por aupar lo que hasta entonces denostaban. Tal vez lo más sencillo para OBK hubiera sido sumergirse en el sonido que por entonces les caracterizaba. Sin embargo ellos, que siempre han sido artistas de su tiempo, deciden hacer justamente lo contrario en 2OBK: reconstruir sus grandes éxitos mano a mano con el productor Xasqui Ten y lograr que suenen como si los hubiesen compuesto ayer mismo. Versiones que son mucho más que simples revisiones. Luis Troquel

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