RAÚL PAZ regresa con su mejor álbum, sin duda. Grabado entre Paris y La Habana, bajo la dirección de Sebastien Martel: metales, soul, rhythm & blues…

RAÚL PAZ regresa con su mejor álbum, sin duda. Grabado entre Paris y La Habana, bajo la dirección de Sebastien Martel: metales, soul, rhythm & blues…

Incluye el single “Carnaval” en dúo con Camille.

Con la colaboración de ROSARIO en “Havanization”

A Raúl Paz La Habana lo recibe bien, agradecido por su fidelidad, y él paga el hospedaje con ingeniosos fotogramas de música que conservan su cubanía. Por esa razón, son impresiones de luz que propician el disfrute de otra mirada sobre Cuba; mirada que fusiona nuestra frustrada bohemia, con las noches bohemias de cualquier otra ciudad del mundo. Digamos: París.

Su regreso ha rejuvenecido la estética habitual de la nueva canción cubana. O, para decirlo de un modo más singular, nos devuelve parte de la felicidad que nos caracteriza, y que expresamos con timidez o desamparo. Tiene la virtud de cambiar nuestro estado de ánimo.

Apenas lo escuchamos, la fusión entre música y ciudad nos sumerge en un baño de lágrimas y desenfrenos impuesto por la cubanía bohemia, sabia y elegante. No importa si para conservar tal estado de embeleso, bailamos, cantamos, o dejamos que alguna de sus canciones, por si sola, invada la periferia de nuestros sentidos; sencillamente, el disfrute de tal felicidad dirige nuestra mirada indiscreta sobre las escenas que se suceden en la memoria.

Canciones como “Cariño” y “Havanization” expresan las reminiscencias de La Habana que existe en el recuerdo de los que, en 1968, en París, ajustaron cuentas. Imposible no olfatear en ellas el aliento de Aznavour a través de los sonidos de una radio nocturna, que una pareja de adolescente escucha al Este de La Habana, mientras la selección natural de las especies les impone amarse sin compasión.

Un día llega a Paris y decide quedarse a vivir conmovido por ver tanta gente diferente. Imparte y recibe clases. Canta, baila, pero sobre todo, aprende. Y aunque La Habana le parece la ciudad

cosmopolita por excelencia, París lo desarma. La mezcla le explota el cerebro. Sueña con construir un puente definitivo con La Habana. Sabe que de los misterios que polvorean ambas ciudades, atrapará las imágenes irrepetibles que convertirá en canciones.

Al regresar a Cuba: teatros llenos. Persecución de los medios. Conversaciones entre vecinas. En Cuba sus canciones llenan por igual los Ipod de adolescentes y cuarentones. Padres que transfunden emociones a sus hijos, mientras ellos, a su vez, se esfuerzan por rejuvenecerlos.

De estas experiencias nace “Havanization”, trabajo que tiene alma, y porque tiene alma, tiene el buen gusto de aportar ingredientes poco explotados por el pop cubano, tales como la infrecuente observación de la ciudad.

“Havanization” suena bien. Invade nuestros sentidos y nos mueve de un modo inusual, sorprendente. Incluso, por momentos, dejamos de ser quiénes somos para encerrarnos en el universo.

“Gente”, Cariño”, y “Carnaval”, se inscriben entre lo mejor que atraviesa las ventanas de la noche, si salimos a despejar el calor; si caminamos sin rumbo fijo.

Raúl Paz ha vencido el reto que significa volver, sentimiento sagrado para los cubanos de cualquier geografía. Al tiempo que recupera la autenticidad, a través de la cual, expresa su cubanía, aquella que transita por las calles europeas a plena luna, o debajo del paraguas, ajena a las exclusiones subterráneas y al desamor.

VICENTE RAMIREZ LUCAS dirección@radiocorazonvalencia.org
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